Alfonso González
Tres priistas son los que están apuntados y metidos ya en la puja por la candidatura a la gubernatura por su partido en 2016: Enrique Doger Guerrero, Blanca Alcalá Ruiz y Alberto Jiménez Merino.
Los tres, no hay duda, son priistas de peso que bien pudieran asumir cualquier reto.
Son priistas de los más destacados, exitosos y con buen currículo.
Sin embargo, varias preguntas surgen ante su intempestivo destape, y ante el silencio suspicaz que guardan las dirigencias nacional y estatal del partido de los tres colores sobre su próximo gallo.
La primera, la más importante de todas las dudas tal vez: ¿Quién de ellos podría hacerle frente a Tony Gali?
De allí surgen otras interrogantes que necesitan respuestas para poder entender el entuerto que significa para los priistas el “querer pero no poder”.
Porque cualquier priista podría aspirar a la mentada candidatura pero si sus capacidades reales (sociales, políticas y económicas) no le alcanzan simple y sencillamente tendría que esperar sentado una nueva oportunidad.
Y es precisamente en ese sentido donde la puerca torció el rabo.
Porque seguramente a la lista de aspirantes priistas a la minigubernatura se sumarán más y más personajes que pretendan convertirse en los máximos magistrados del estado tan sólo por un año con ocho meses.
No importa cuánto sea el tiempo que ostenten el poder en el estado, ni los momentos que pudieran estar plácidamente descansando en Casa Puebla, la intención es lograr ganar la grande.
El PRI no tiene una tarea nada fácil, más bien se le va a complicar mucho la designación de su candidato al gobierno en 2016, tanto como la elección misma, porque el tema de las traiciones le sigue picando los ojos y podría dejarlo nuevamente ciego.
Ya veremos cómo sale librado del proceso interno que le espera para definir al rival de Tony Gali, quien, insisto, es el mejor perfil que posee el PAN para poder permanecer en el poder una vez que el gobernador Rafael Moreno Valle Rosas deje el cargo.
Por más que el Yunque y el PAN disgustado pretendan lanzar a otro candidato, la delantera que le lleva el edil capitalino es infinita.
Sería un verdadero riesgo incluso que el PAN pretendiera ir solo en los comicios locales que se avecinan como ya en su momento lo dijo su dirigente Rafael Micalco Méndez, quien recientemente ganó otra batalla más para permanecer en su puesto hasta diciembre próximo.
En fin, la bronca interna del PAN es, como dijera la nana Goya, otra historia.
El caso es que en el PRI todo es euforia y sus líderes ya empiezan a destaparse.
Empero, vuelvo a replantear la pregunta: ¿Quién de ellos podría derrotar a Tony Gali?
¿Quién tiene las capacidades y los tamaños?
De los tres destapados hasta el momento creo que Blanca Alcalá podría ser la priista que alcanzaría hacerle frente y ruido al edil poblano.
El desgaste natural de Doger, por su complicado historial como priista inconforme, le resta votos y oportunidad.
A Alberto Jiménez le falta empuje, brío, algunos le dicen perversidad. El actual delegado de la Sagarpa es un eficiente servidor público pero le falta simpatía y peso político.
Además, aún falta que Alejandro Armenta Mier, actual diputado federal electo por Tepeaca, fije su postura de entrar o no a la disputa por la candidatura a la minigubernatura.
Porque si Armenta quiere entonces habrá un agarrón de antología entre él y Blanca.
Ya veremos qué sucede.
Lo que sí, es que el PRI debe entender que a pesar de haber logrado la mayoría de las diputaciones federales en los comicios pasados aún no ha ganado nada en Puebla, y la elección que viene será una batalla verdaderamente sangrienta.
Su aparente triunfo se debe más bien al hartazgo de un sector de los ciudadanos, quienes se cobraron algunas disposiciones gubernamentales duras lanzadas sin pensar, sin planear y con gravamen directo a los bolsillos de los poblanos.
El gobernador, hay que recordarlo, no hizo campaña en la elección intermedia, estuvo fuera de Puebla.
Así que para el 2016 ya arrancó su travesía porque dicen los que saben que no permitirá que la elección de la minigubernatura se la gane ni el PRI ni nadie.
A ver si es cierto.
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