El salto que Laura Artemisa García Chávez ha dado para pasar de ser líder del Congreso local a ser la nueva titular de la Secretaría de Bienestar no es un movimiento circunstancial para cubrir el vacío que Javier Aquino Limón deja en la dependencia, sino es parte del proyecto de construir una candidatura a un mediano o largo plazo, para competir en la sucesión de la alcaldía de la capital –en 2027– y/o por la gubernatura en 2030, dependiendo de cómo se registren los índices de popularidad de esta mujer cuya carrera política nació en el sindicalismo disidente de la Sección 51 del SNTE.
Parece haber dos circunstancias claves que orillaron a dar un cambio radical para sacar a García Chávez del liderazgo del Poder Legislativo, en donde hasta ahora lo hacía muy bien, para pasar a ser parte de la estructura operativa del Gobierno estatal.
La primera: hay un factor elemental que, desde ahora, el grupo político del gobernador Alejandro Armenta Mier está previendo, que es cubrir el requisito de la paridad de género.
Todo apuntaría a que, en los próximos relevos de la alcaldía de la ciudad de Puebla y la gubernatura, la 4T tendrá que optar por postular a candidatas, pues los últimos tres ediles de la capital han sido hombres y lo mismo ocurre con los últimos cuatro titulares del Poder Ejecutivo. Partiendo de la visión de todos los interinatos que hubo en el pasado periodo de los gobiernos de la Angelópolis y de la entidad.
En ese esquema, por ahora, solo se percibe a Laura Artemisa García con el potencial político para buscar competir por las postulaciones de Morena en esos dos escenarios, el de la alcaldía o el Gobierno estatal, por parte de la llamada corriente armentista y de la necesidad imperiosa de cubrir la llamada cuota de género.
La segunda: desde hace tres meses arrancó el activismo de la maestra García Chávez para no solo ocuparse de las labores legislativas y empezar a tener una fuerte proyección mediática. Todo con el propósito de buscar crecer en los índices de popularidad electoral.
Desde entonces, lo mismo aparece en todo tipo de actividades públicas, como ceremonias cívicas, entrega de beneficios oficiales, actos partidistas y eventos sociales; así como en videos hablando de deportes, tradiciones y gastronomía.
Es decir, en este tiempo se ha venido despojando de su papel de sobriedad legislativa para empezar a hablar, moverse y proyectarse como candidata, como posible aspirante, a un cargo de elección popular.
Incluso, hace una semana dio los primeros pasos de dejar el discurso conciliador y asumir cierta postura crítica, al señalar que Puebla necesita de mejores calles y recuperar la tranquilidad, ante el incremento delictivo en la capital.
Pese a todos esos cambios, hasta ahora Laura Artemisa García no aparece ascender en el ánimo de la opinión pública, que nunca ve con agrado o interés la labor de los legisladores.
Y, además, a esta mujer se le sigue viendo como de los cuadros ajenos al movimiento obradorista que llegaron del PRI para ocupar los espacios de poder en la 4T.
Dicho de otra manera, la ex líder sindical enfrenta el problema de no ser vista ni apreciada como parte de las bases de Morena.
Ante esa circunstancia se le está asignado la labor de hacerse cargo de la política social, que es el puesto que más hace lucir a los líderes de la 4T.
Es el sitio idóneo para llegar a los segmentos masivos de la población, los más populares y los más identificados con el obradorismo.
Y es donde hay más presupuesto para esos propósitos.
Tal escenario plantea para Laura Artemisa García Chávez arrancar en una especie de carrera atlética de fondo.
Parte como una de las favoritas en la competencia.
Habrá que ver si sabe administrar sus tiempos, su energía y sus ritmos, para llegar al final de la carrera entre los primeros lugares o si en el trayecto se va desinflando.