Frente a los regidores del Ayuntamiento y el alcalde de Tehuacán, Alejandro Barroso Chávez, se cometió un acto de brutalidad militar en contra del periodista Roberto Alonso Terán Soto, en represalia por haber escrito una nota informativa sobre una protesta policiaca en esta ciudad. Lo acontecido –ayer miércoles– es una muestra de la impunidad e indolencia con que se conduce el presidente de este municipio, pues en ningún momento el edil “movió un dedo” para impedir la agresión.
Más allá de la reprobable actuación del alcalde de Tehuacán, que ya no es novedad, lo que se pone de manifestó es el grave riesgo de violación a los derechos humanos el delegar a altos mandos de la Marina la responsabilidad de controlar los órganos de seguridad pública.
Queda claro que son personajes preparados para hacer la guerra, pero no saben tratar a la población civil.
Eso explica que al colega Roberto Terán Soto, quien tiene 60 años y es diabético, lo agredieran y expulsaran a golpes de un espacio público, y que lo hicieran dos militares armados –uno de ellos con un fusil de asalto– y un agente de la Policía Estatal, como si se tratara de un peligroso maleante.
Todo eso fue producto de una orden directa que dio un oficial de la Marina, Francisco Javier Negrete Orozco, quien controla la Secretaría de Seguridad Pública, sin que hubiera el más mínimo motivo para proceder de esa forma. De hecho, el funcionario directamente habría empujado al reportero.
El periodista todo el tiempo actuó de manera pacífica y aún así lo golpearon. Las únicas armas que llevaba era una libreta de apuntes y la cámara fotográfica de un teléfono celular.
Este episodio se inscribe en un nuevo atentado contra la libertad de expresión y un intento de acallar, con la violencia, la voz de un periodista.
“Esta es mi dirección… y se hace lo que quiero”
Todo empezó a mediados de julio de este año, cuando el hartazgo inundó el cuartel de la Policía Municipal de Tehuacán, pues los uniformados llevaban nueve meses esperando una respuesta a que se revisara sus bajos salarios y la única que contestación recibida era la indiferencia del alcalde Alejandro Barroso.
Por esa razón, los policías decidieron hacer un paro de labores hacia el interior de la Secretaría de Seguridad Pública.
Conocedor de los entretelones de la corporación policiaca, Roberto Terán hizo lo que hace cualquier periodista, se acercó a la Secretaría de Seguridad Pública para entrevistar a los agentes que estaban en “una protesta de brazos caídos”, quienes le expresaron el clima de enojo que hay en la corporación.
Terán labora para el sitio Multimedios y además es freelancer, por lo que su nota informativa le envió a las redacciones de los medios de comunicación a los que acostumbra a ofrecer sus servicios. Por eso la opinión pública conoció del malestar que existe en las filas policiacas en contra el gobierno de la ciudad.
Barroso, fiel a su estilo, en lugar de buscar dialogar con los inconformes y encontrar una solución, pidió a varios medios de comunicación –que supuestamente controla– que publicaran un desmentido acerca de que había un paro de labores en la Secretaría de Seguridad Pública.
Nadie creyó esa versión, porque para ese entonces ya había imágenes de los uniformados colocando lonas en donde exponían sus demandas de mejoras salariales y laborales.
Días más tarde, Terán Soto se encontró con el oficial de la Marina Francisco Javier Negrete Orozco, quien desde diciembre pasado es el secretario de Seguridad Pública de Tehuacán.
El comunicador le pidió una declaración y el militar le respondió, palabras más, palabras menos: “A ti, jamás te daré una entrevista”.
Pasaron los meses y el reportero no dio mayor importancia al incidente. Hasta que este miércoles, el Ayuntamiento organizó una ceremonia en el patio central de la Secretaría de Seguridad Pública para hacer la entrega de nuevos uniformes a los mal pagados policías municipales.
A Roberto Terán, a los pocos minutos de que había entrado a las instalaciones de la corporación, lo alcanzó un agente de la Policía Municipal y de manera cordial lo conminó a que se retirara del lugar, pues era una orden del capital de navío Francisco Javier Negrete.
El comunicador dijo entender la situación y se dispuso a marcharse. Sin embargo, en la entrada se encontró al alcalde Alejandro Barroso, quien tres preguntarle por qué ya se marchaba, si todavía no empezaba el acto oficial, le informó el reportero que le habían pedido salir del lugar. El edil minimizó las cosas y le dijo al periodista que se regresara y cubriera la nota informativa.
Minutos más tarde, el oficial Francisco Javier Negrete estalló en cólera y él, junto con un marino armado con un fusil de asalto, más un agente de la Policía Estatal, sacaron a empujones y golpes a Roberto Terán. Tal como se observa en la imagen que encabeza este texto.
El secretario de Seguridad Pública, que estaba fuera de sus casillas, no dejaba de gritar: “esta es mi Dirección… y se hace lo que yo quiero”, según narraron algunos testigos.
Frente a ese flagrante abuso de autoridad, todos vieron a un alcalde Alejandro Barroso que se quedó impávido, viendo al suelo y luego al cielo, para fingir que no pasaba nada.
Más tarde, alguien le reclamó al alcalde su indolencia. Entonces el edil ordenó que fueran a buscar al periodista.
Al tenerlo enfrente, Barroso todo lo quiso solucionar con una palmada en la espalda y una desafortunada frase, que fue más o menos así: “ya, wey, no pasó nada”.
Se equivoca el alcalde, si pasó algo en extremo grave.
Fue una muestra de que el edil no tiene autoridad frente al secretario de Seguridad Pública.
Se exhibió que oficial de la Marina que agredió al colega pisotea el derecho constitucional de la libertad de expresión.
Queda de manifiesto que en la Secretaría de Seguridad Pública les enoja más una nota periodística que los asaltos, las ejecuciones a plena luz del día y los abusos sexuales que se han vuelto parte de la cotidianidad de los habitantes de Tehuacán.
Y que está en peligro la integridad del colega Roberto Alonso Terán Soto.