Jorge Rodríguez Corona / A Puerta Cerrada
Blanca Alcalá Ruiz y Juan Carlos Lastiri Quirós podrían ser víctimas de un rebase por la derecha en la carrera priista por la gubernatura del estado, la que se disputará hasta el año 2018.
Mientras la senadora y el subsecretario de la Sedesol han decidido cuidarse uno del otro, es decir, mientras ella lo ve a él como el único aspirante con posibilidades de arruinarle la fiesta dentro de tres años y él la mira a ella como la única rival a vencer en ese largo y sinuoso camino que conduce a Casa Puebla, un tercero en discordia amenaza con meterse a la contienda interna en el PRI y en una de esas hasta dejarlos sin la corona que anhelan.
El nuevo invitado a la fiesta es Jorge Charbel Estefan Chidiac, diputado federal electo por Izúcar de Matamoros, quien en confesiones en privado ha dicho que no está interesado ni remotamente en competir por la ‘mini’ gubernatura, pero, por el contrario, ha hecho expresiones de duda cuando las interrogantes aluden al siguiente periodo de gobierno de seis años.
Se entiende que prefiera la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública en la Cámara de Diputados antes que un gobierno de apenas 20 meses.
Pero justo el fin del periodo legislativo que le tocará ejercer concluirá casi a la par de la elección de gobernador del 2018 en Puebla.
De ahí que, aun a la distancia, ya le ha echado el ojo a esa posibilidad, con todo y que en el pasado reciente se haya manifestado como aliado incondicional de la senadora Alcalá Ruiz y de sus aspiraciones personales.
La vida en política da vueltas, muchas vueltas, podrá comentar Estefan en su descargo, con el objeto de no padecer los reproches de la ex presidenta municipal de Puebla una vez que resulte seleccionado para la candidatura (en el hipotético caso de que así sea).
Por eso resulta prudente sugerirles a ella y a Lastiri que dejen de mirarse solo entre ambos.
En su obsesión por conocer cada uno de sus pasos y por tratar de adelantarse a sus acciones, con tal de impedir que uno u otro saque una amplia ventaja, el de atrás, Estefan, podría emparejarlos e incluso rebasarlos por el carril de la derecha, donde, en teoría, no hay nada de qué preocuparse.
¿O no?
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Sabedor de lo que podría ocurrir el próximo año, el priista Javier López Zavala ha comenzado a deslindarse, por adelantado, del Partido Pacto Social de Integración y de su dirigente Carlos Navarro Corro.
El ex candidato a gobernador de 2010, que quiere volver a serlo en 2016 o en 2018, está más que consciente de las voces que lo asumen como padrino de Navarro Corro en esta nueva aventura política denominada PSI.
“Nueva” porque más atrás creó y regenteó el extinto Partido Esperanza Ciudadana, en la primera mitad del sexenio de Mario Marín Torres.
Según Zavala, a quien se le acusó de haber servido desde ese partido (PSI) a los intereses del morenovallismo en las elecciones locales de 2013, el verdadero promotor de este micro instituto en aquella contienda electoral fue, sí, un militante tricolor, pero no él.
Javier no lo dice, pero podría estar refiriéndose a Víctor Gabriel Chedraui, el mismísimo secretario general del Comité Directivo Estatal del PRI.
Integrantes de la dirigencia tricolor que participaron en los comicios de 2013 comentaron entonces que Víctor Gabriel participó como representante de Navarro Corro en algunos intentos (fallidos) de negociación para ir en alianza con el priismo.
De ahí debe agarrarse Zavala para afirmar que no será candidato a gobernador por el PSI, en caso de que no lo sea por el PRI, y para defenderse de aquellos señalamientos que pretendan responsabilizarlo frente a una eventual nueva suma del PSI con el PAN.
Tal vez sea cierta su advertencia.
Quizá, en lugar de voltear a Zavala para pedirle que ayude con Navarro, funcione mejor hacerlo con Gabriel Chedraui.
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Cuentan que en los días posteriores a los comicios del 7 de junio y transcurridos los análisis postelectorales de rigor, el gobernador Rafael Moreno Valle sentó a la misma mesa a José Antonio Gali Fayad y a otros de los integrantes de su grupo más cercano de colaboradores, entre quienes destacaron los diputados locales Patricia Leal Islas, Jorge Aguilar Chedraui y Eukid Castañón Herrera.
En la charla, que se habría efectuado en la residencia oficial de Los Fuertes, Moreno Valle ratificó a Gali como la única y definitiva carta para contender en la sucesión del 2016 y pidió a los presentes cerrar filas en torno de su persona, con el fin de llevar la encomienda electoral a buen término.
Al parecer el encuentro tuvo un buen desenlace, con el compromiso expreso de todos por dejar atrás cualquier diferencia, grilla y mal entendido que hubiera generado controversia en el pasado.
De lo que ya no se habló fue del sustituto de Gali Fayad en la presidencia municipal de Puebla ni mucho menos del probable abanderado del grupo para contender por la gubernatura en el 2018, la próxima de seis años.
Falta tiempo para ello, dirán unos.
Y tendrán razón.
Después de aquel cónclave, en la comida con Ricardo Anaya que se celebró en Casa Puebla el lunes 15 de junio, el mandatario no dudó en presentar a Gali como el candidato a gobernador de 2016.
Por eso lo vio usted sentado en la mesa principal, flanqueado por Moreno Valle, Anaya y los gobernadores electos de Querétaro, Francisco Domínguez, y Baja California Sur, Carlos Mendoza.
@jorgerdzc