Imagina estar en un mundo donde hay millones de puestos vacantes… pero nadie que los quiera (o pueda) ocupar. No es un episodio de Black Mirror ni una mala predicción de Nostradamus, es lo que dice el último informe del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC, por sus siglas en inglés): si no hacemos algo, en 2035 van a faltar más de 43 millones de personas para cubrir empleos en el sector turístico. Sí, millones, no es un error de dedo.
El documento —con nombre digno de película futurista: Future of the Travel & Tourism Workforce— suelta una cifra que suena a récord mundial: uno de cada tres nuevos empleos vendrá de este sector. Pero el gran plot twist aquí es que no va a haber suficiente gente para ocuparlos. Y no, no es porque todo mundo quiere ser influencer de viajes (aunque también).
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¿Y entonces, qué está pasando?
Básicamente, el turismo va como avión… pero sin suficientes pilotos. En 2024 ya sostenía 357 millones de empleos y la cosa no para de crecer. El problema es que los cambios demográficos —menos población en edad laboral, jubilaciones masivas y la clásica frase “ya nadie quiere trabajar”— están haciendo que el crecimiento económico y la fuerza laboral se estén yendo por caminos distintos.
La hotelería, por ejemplo, tendrá un déficit de 8.6 millones de trabajadores. Y los puestos más necesitados son los de baja cualificación; esos que no se pueden automatizar, que requieren trato humano y donde el robot todavía no te puede sonreír al hacer check-in o servirte el desayuno.
Y aunque países como China, India y la Unión Europea verán las cifras más altas en términos absolutos, Japón se lleva el premio a la alerta roja con un déficit proyectado del 29%. O sea, por cada diez vacantes, con suerte llegarán siete aspirantes .
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El elefante en la habitación: la pandemia
No hay que olvidar que durante el COVID, el turismo se apagó y mucha gente tuvo que migrar a otros sectores para sobrevivir. Ahora que la máquina volvió a arrancar, no todos están listos para volver al ruedo. Y menos si las condiciones laborales siguen sin ser atractivas.
Gloria Guevara, del WTTC, lo dijo clarito: o nos ponemos las pilas con políticas públicas, formación, retención de talento y cultura laboral más flexible… o el turismo se nos puede quedar sin tripulación.
De hecho, podríamos convertir la crisis en oportunidad, como buen mexicano. Respecto a eso, el informe propone varias cosas sensatas y hasta inspiradoras:
- Mostrarle a la juventud que el turismo no es solo cargar maletas, también es crear experiencias
- Coordinarse con el sector educativo para que las carreras no salgan con sello de caducidad
- Apostarle a la tecnología, sí, pero también al desarrollo humano
- Y quizás lo más importante: construir lugares de trabajo donde la gente quiera estar (y no solo por necesidad)
Arabia Saudita ya está poniendo el ejemplo, con casi el 50% de su fuerza laboral turística compuesta por mujeres. Hay visión, inversión… y resultados.
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Que no nos falten ganas
Al final del día, esto no es solo un problema de vacantes, es una oportunidad para repensar el turismo como sector de vida, no solo de paso. Que no falten manos, ni corazones dispuestos a construir experiencias.
Porque el turismo no se hace solo con aviones y hoteles. Se hace con gente. Y esa gente merece algo más que un contrato de temporada y un turno partido.
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