Mario Alberto Mejía / La Quintacolumna
En su mesa de siempre en el célebre restaurante Lipp, metido en el corazón del Marriot Polanco, en la ciudad de México, Manlio Fabio Beltrones desayuna, come y a veces cena con el rostro de quien ya se siente líder nacional del PRI.
Los meseros lo saludan, el capitán le rinde pleitesía, la hostess le dice por su nombre: don Manlio, don Manlio Fabio.
¿O por qué no: Don Beltrone?
El sábado anterior, el talentoso René Delgado publicó en su “Sobreaviso” del diario “Reforma” unas líneas que lo dicen todo:
“En el priismo, la situación es curiosa.
“(…) ¿Qué hacer con Manlio Fabio Beltrones que, carambas, no le fue tan mal como querían?
“La salida del sonorense de la coordinación parlamentaria de San Lázaro y la llegada a ella de César Camacho obliga a renovar la dirección del partido y, ahí, es donde en el gobierno se truenan los dedos frente a Beltrones. Le tienen que dar algo en qué entretenerse, pero no la dirección del partido en la ruta del 2018 y menos cuando el cuarto de milla de Los Pinos trae roto el tobillo. La interrogante es cómo aprovecharlo sin que se beneficie o cómo eliminarlo sin desafiarlo.
“En el priismo, los modos son distintos pero, así sea sorda, la lucha por el partido está abierta”.
Reveladora la cita que termina aquí.
En este contexto, cuando Beltrones desayuna un delicioso “Madame Croque” en el Lipp y pone cara de cuarto de milla, otro hombre más joven que él y más poderoso hace las cuentas en el antiguo Palacio de Covián, en Bucareli, para ver si la aventura de buscar y encontrar, faltaba más, la dirigencia nacional del PRI no le fractura uno de los tobillos.
Su nombre lo dice todo (chillen, golondrinas): Miguel Ángel Osorio Chong.
¿Cómo se vería el hoy secretario de Gobernación enfilándose a lomo priista a la sucesión de Enrique Peña Nieto?
¿Quiénes se le opondrían al interior del PRI: ese partido que cada día tiene más trabajo para lograr su piso electoral?
Pero vayamos a Puebla sin perder de vista ese contexto.
La elección del domingo le quitó al próximo candidato del PRI a Los Pinos dos techos enormes en los que siempre han madurado hortalizas en forma de votos tricolores: el de Nuevo León y el de Querétaro.
Sin esos techos, sin dos gobernadores a modo, las cosas para la sucesión terminarán por complicarse.
Y es ahí donde habrá que hacer uso de los estados generosos con el PRI-Verde.
A saber: Veracruz (en riesgo de colapso), Oaxaca (en vías de recuperación), Sonora (en manos de Don Beltrone), Guerrero, Chiapas y en una de esas hasta Puebla.
Puebla, que hoy está en manos ajenas al PRI, aunque generosas a la hora de negociar acuerdos.
Puebla, que tendrá elecciones para minigobernador en 2016.
Puebla, que tantos votos priistas dio en el pasado reciente.
Si seguimos en el escenario de por qué no Osorio Chong al PRI, sería muy lógico, fuera de toda duda, que el candidato del partidazo a la minugubernatura fuese alguien de lo más cercano al hasta hoy secretario de Gobernación.
Vea el hipócrita lector:
¿Blanca Alcalá?
No.
La senadora está en el ánimo de Gamboa Patrón.
¿Enrique Doger?
No.
El próximo ex diputado federal tampoco está en el ánimo de Don Beltrone, aunque le queda Morena.
¿Jorge Estefan Chidiac?
No.
El brillante diputado federal de la siguiente legislatura tiene sus ánimos bien puestos en Luis Videgaray.
¿Alejandro Armenta Mier?
En efecto.
Y vaya que hay pruebas de sobra.
El ganador de la elección en Tepeaca goza de la amistad del secretario de Osorio Chong, del poderoso Luis Miranda y del amigo de los poblanos (no todos), Jorge Márquez, Oficial Mayor de Gobernación.
Y más: de Paloma Guillén, próxima gobernadora de Tamaulipas, que lo quiere como a un hijo.
Y más: de Juan Carlos Lastiri, subsecretario de Desarrollo Social que ve en Armenta su pase automática a la gubernatura de 2018.
La grande.
La de seis años.
La jugada es audaz, pero está en la cancha.
¿Quién con mejores padrinos que Armenta para enfrentar a Tony Gali Fayad en 2016?
Y es que la que viene no será una elección común.
Va un techo propicio para las hortalizas de por medio.
Hortalizas priistas que pueden convertirse en votos.
Ya hubo además un gesto de cariño hacia Armenta unos días antes de la elección pasada.
Un gesto de tal magnitud que hizo sembrar el Distrito de Tepeaca.
Pero sobre estos actos de audacia le seguimos en los próximos días.
Desayunos Enigmáticos y Comidas Previsibles. El viernes por la mañana, dos conversadores desayunaban en una de las mesas mas importantes del Lipp: con el pelo color caoba, un sonriente Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.
Elegantísimo con su tweed color miel.
Junto con él, Manlio Fabio Beltrones.
Tres o cuatro sonoras carcajadas retumbaron entre los comensales.
Y vaya que el desayuno se hizo largo.
¿De qué hablaron?
De todo aquello que el hipócrita lector es capaz de suponer.
Una comida poblana, realizada este lunes, tuvo a dos protagonistas: Jorge Estefan Chidiac e Ignacio Mier, presidente del Consejo de Administración del periódico Cambio y secretario particular de Monsieur Bartlett.
¿Cuál fue el único tema visible?
Ese que el hipócrita lector es capaz de suponer, aunque alguien que andaba por ahí escuchó que quedaron de ver en los próximos días una película o un documental o un video.
“Sabrá la cosa”, diría don Alonso Quijano.