Jorge Rodríguez Corona / A Puerta Cerrada
Si al morenovallismo y al PAN le quitaran la posibilidad de ir en coalición con el PRD, Nueva Alianza y Movimiento Ciudadano (antes Convergencia) para la elección local del 2016, ¿con cuáles partidos iría entonces?
¿Morena y el Verde?, imposible.
Esta interrogante viene a cuento por la estrategia que pretende echar a andar un sector del priismo que quiere arrebatarle al blanquiazul una de sus mejores herramientas de competencia electoral: la coalición anti-PRI.
Conscientes de la eficacia que tendría en su contra una alianza de esta naturaleza, en el tricolor han comenzado a idear la manera de ponerle freno, incluso antes de que se concrete.
Unos priistas han sugerido prohibir las coaliciones desde la ley e incluir su propuesta en la reforma electoral que se avecina, como adelantó la diputada Silvia Tanús Osorio.
Otros, mucho más claros de la minoría legislativa que poseen en el Congreso, han comentado que tendría que ser desde la Secretaría de Gobernación federal donde se ‘sugiera’ a los partidos rechazar cualquier tipo de vinculación electoral con el panismo de Puebla.
Convencer a Miguel Ángel Osorio Chong de hacerlo y que éste a su vez mueva el comportamiento de los partidos opositores para negarse a la coalición se dice rápido y fácil, pero no lo es.
Y no lo es porque, desde el otro equipo, el blanquiazul, se ha procurado el tejido de alianzas y relaciones políticas de mutua conveniencia con varios años de anticipación.
Como sea, las estrategias de armado y desarmado de coaliciones comienzan a convertirse en piedra angular de la disputa electoral que se realizará en 2016.
A diferencia de 2010 y 2013, el PRI parece por fin haber entendido su relevancia.
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Cómo habrán andado de capa caída los tricolores en el pasado que después de la elección del 7 de junio han sido más de tres los que le han pedido al delegado especial del CEN, Ismael Hernández Deras, que se quede en Puebla para lo que viene, los comicios locales de 2016.
La victoria en nueve de 16 distritos ha motivado a los militantes del PRI, tanto que han optado por prenderle veladoras al ex gobernador de Durango, a quien miran como artífice importante de los resultados obtenidos en aquella jornada electoral.
Eso se entiende, sobre todo después de comparar el desempeño de Hernández Deras con el de un menos eficiente Fernando Moreno Peña o el de la ‘invisible’ Angélica Araujo Lara.
Lo malo para esos tricolores que buscan la continuidad de Hernández Deras es que el senador no se quedará para encarar junto con ellos la sucesión de gobernador.
El ex mandatario duranguense ha contestado, de manera muy sincera, que solo vino para hacerse cargo de la elección de diputados federales, y que para la local del año entrante ya no estará.
Así que si se cuenta usted entre sus admiradores aproveche estos días para despedirse de él.
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Jesús Morales Flores se tomó muy en serio aquello de que una vez transcurrida la contienda de candidatos a diputados federales empezaría, casi, casi al minuto siguiente, la sucesión de gobernador.
El papá de Jesús Morales Rodríguez, tío de Fernando Morales Martínez y hermano de Melquiades Morales Flores comenzó a buscar a liderazgos políticos del interior del estado para comunicarles su intención de ir por ‘la grande’ (aunque en realidad sea la ‘mini’) en el 2016.
En efecto, el ex secretario general de la CNC quiere convertirse en el sucesor de Rafael Moreno Valle.
Al menos eso es lo que dice.
El jueves, desde Zacapoaxtla llegaron los primeros reportes que daban cuenta de la reciente hiperactividad del político al Comité Directivo Estatal del PRI.
Lo que se preguntaron en el edificio de la Diagonal Defensores de la República y nadie supo contestar, con toda razón, fue que por qué partido pretendería don Chucho buscar la gubernatura.
En el partido tricolor daban por hecho desde hace un buen rato que priista, lo que se dice priista, ya no es.
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Ironías de la política.
El ex priista que en la noche del domingo 7 de junio hizo subir a Gerardo Islas Maldonado a los cuernos de la luna, solo por unas horas, fue el mismo que semanas antes, durante prácticamente toda la campaña, lo metió en aprietos por su rebeldía.
Una encuesta de salida de la empresa TSP Consulting hizo creer al dirigente estatal de Nueva Alianza que su candidato en Ajalpan, Ignacio Salvador Hernández, se había hecho del triunfo aun en contra de los acuerdos que el morenovallismo traía con Edith Villa Trujillo, antorchista y candidata del PRI.
Islas Maldonado tuiteó esa noche, orgulloso, que Ignacio Salvador, abanderado del ‘Panal’, sería el próximo diputado federal por el distrito 16.
Mientras creyó que así sería, olvidó que tiempo atrás ‘su’ candidato le había generado fuertes dolores de cabeza y llamados de atención por parte del morenovallismo.
‘Nacho’ Salvador representó un peligro para Edith Villa, tanto que en más de una ocasión fue conminado a dejar la contienda al estilo Roberto Ruiz Esparza en el distrito 11.
Por supuesto, nunca obedeció a Islas.
Pero en pago estuvo cerca de obsequiarle una única e inesperada victoria.
@jorgerdzc