San Miguel de Allende está de moda. O quizá nunca dejó de estarlo. La nombrada Mejor Ciudad del Mundo 2025 recibió los días 3 y 4 de septiembre a los grandes nombres detrás de las rutas turísticas de México, todos reunidos en la quinta edición de la Cumbre de Turismo, organizada por Cumbres Hubb.
Era la primera vez que la sede abandonaba la capital del país para instalarse en un destino que parece sacado de una postal: coloridas fachadas, puertas florales, calles empedradas, sus siete iglesias que albergan muros llenos de historia y fe, así como un aire cosmopolita que no olvida sus raíces.
Un “museo vivo” que late en cifras
Desde el inicio, la subsecretaria de Turismo federal, Nathalie Desplas, lanzó una frase que resonó como un lema: “México es un museo vivo”. Y no era metáfora gratuita: en el primer semestre de 2025 llegaron 23.4 millones de turistas, con una derrama de 18 mil 680 millones de dólares; mientras que los museos del país recibieron 6 millones de visitantes, confirmando que nuestro patrimonio cultural también marca tendencia.
La anfitriona local, Guadalupe Robles, secretaria de Turismo e Identidad de Guanajuato, presumió algo que pocos estados pueden decir: tener no una, sino dos Ciudades Patrimonio. Y el alcalde Mauricio Trejo recordó otro título en el que San Miguel brilla: el de capital del romance. No es exageración: en 2012 se celebraban aquí unas 120 bodas; hoy son 800 al año. Si el amor mueve montañas, también llena hoteles, restaurantes y plazas enteras de mariachis.
Comunidades que inspiran y tradiciones que perduran
Los conversatorios fueron un mosaico de ideas. Roberto Monroy, secretario de Turismo de Michoacán, habló de escuchar a las comunidades y de proteger la riqueza cultural con leyes, recordando que en la Reserva de la Mariposa Monarca la tala ilegal ya es historia. Y entre mariposas y tradiciones como la Noche Purépecha o la K’uinchenkua, uno entiende que el turismo no solo vende paisajes: vende identidad.
La inclusión también tuvo su lugar. Claudia Peralta, directora municipal de Turismo de San Luis Potosí, compartió iniciativas como conciertos con chalecos sensoriales y lenguaje de señas, porque –dijo– “el turismo no es un lujo, es un derecho de todos”. Querétaro tampoco se quedó atrás: su Ruta Incluyente guía a personas con discapacidad visual, motriz o auditiva por los lugares más emblemáticos del estado.
Sostenibilidad: identidad contra destinos en serie
Finalmente, la sostenibilidad cerró la jornada. Michelle Fridman, secretaria de Turismo de Jalisco, lanzó una advertencia lúcida: “El turismo debe ser un medio y no un fin. Hay que regresar a la identidad, a lo que nos hace diferentes, ya no optar por ser destinos en serie”. Y ahí estaba, en esa frase, el espíritu de la Cumbre: repensar la industria para que no se convierta en un catálogo de copias, sino en un mapa vivo de culturas.
San Miguel de Allende, entre cultura, inclusión y sostenibilidad, fue el escenario perfecto para recordarnos que el turismo no solo se cuenta en cifras. Se cuenta en historias.