La reforma electoral que impulsa la 4T en México plantea, entre otras cosas de enorme trascendencia, la desaparición de los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLEs).
Es decir, las instituciones “autónomas” encargadas de organizar las elecciones locales en cada estado del país.
Lo que aquí hace muchos, muchos años fue la Comisión Estatal Electoral y hoy se conoce como el Instituto Electoral del Estado, el IEE.
Ya van varias veces que la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, al hablar del tema, propone evaluar la permanencia de estos institutos.
¿El pretexto?
Abaratar el costo de las elecciones, dado que “se duplican funciones”.
Pero en realidad se trata del mismo objetivo que el régimen persigue: centralizar en un solo ente todos los procesos electorales (federales, estatales, y ahora los judiciales) para controlarlos y dirigirlos según sus fines políticos con más facilidad.
En Puebla, históricamente, el IEE ha estado controlado o influenciado total o parcialmente por el gobernador en turno.
La “autonomía” del organismo local electoral ha sido, en el mejor de los casos, una fantasía.
Varios de los célebres fraudes electorales de los que Puebla ha sido testigo en las últimas décadas, se maquinaron desde el vientre de esa ballena, con la complicidad de consejeros que se dicen ciudadanos pero en los hechos obedecen al poder político y económico vigente.
¿Qué implicará la desaparición del IEE –y, de paso, por simple lógica, del Tribunal Electoral del Estado, cuyas decisiones son invariablemente corregidas por el Tribunal Federal?
La desaparición de los OPLEs implicaría básicamente que el Instituto Nacional Electoral (INE), controlado por el régimen morenista como quedó evidenciado antes, durante y después de la reciente Elección Judicial, asumiría las funciones de organización y supervisión de las elecciones locales. Es decir, la elección de gobernador, presidentes municipales, diputados y ediles de juntas auxiliares.
De hecho, se estaría planteando que los consejeros del INE sean electos por voto popular.
Hay que recordar que la propuesta original fue presentada por el presidente Andrés Manuel López Obrador en 2022 y ahora Claudia Sheinbaum busca retomarla con algunas modificaciones.
Además de que la escasa independencia de los OPLEs pasaría a mejor vida, su desaparición generará, además de la eliminación de todo el personal técnico y operativo que hoy labora en el IEE, una sobrecarga de trabajo para el INE, lo que afectará la eficiencia y transparencia de los procesos electorales.
Por otra parte, aunque argumenta que la desaparición de los OPLEs reduciría costos, algunos expertos consideran que no necesariamente sería así, ya que el costo efectivo de las elecciones se ejecuta en medidas de seguridad, documentación electoral y fiscalización.
Lo cierto es que la 4T arrebataría a los estados la autonomía que supuestamente tienen para manejar sus propios procesos electorales, y en la cual hasta hoy ha sido determinante la influencia del gobernador en turno.
Hay, por supuesto, voces en contra de la muerte de los OPLEs.
Una de ellas es la del consejero del INE, Jorge Montaño, quien ha pedido fortalecer tanto al INE como a los OPLEs, luego de que quedó demostrado que cumplen con su función a pesar de limitaciones presupuestales y de tiempo.
Por su parte, la consejera presidenta del Instituto Electoral de la Ciudad de México, Patricia Avendaño Durán, advirtió que la desaparición de los órganos electorales locales implicaría una sobrecarga de funciones que no necesariamente derive en mayor eficiencia sino en una atrofia de los resultados.
Por lo que toca a Puebla, la consejera presidenta del IEE, Blanca Yassahara Cruz García, y el resto de los integrantes del Consejo General, han guardado un extraño –por no decir sospechoso– silencio. Se sabe que han recibido instrucciones de no hablar sobre el asunto, a pesar de que les atañe directamente.
Hace unos días, precisamente, el Consejo General del IEE aprobó su proyecto de presupuesto de egresos para 2026.
Implica un monto 587.72 millones de pesos, 80.22 millones más que en 2025 y 183.82 millones superior al de 2023, año de preparación previa al proceso electoral 2024, cuando se eligieron gobernador, presidentes municipales y diputados locales.
El presupuesto para el próximo año está compuesto por 120.22 millones de gasto ordinario del IEE, 377.59 de prerrogativas de los partidos políticos y 89.90 millones de pesos para el inicio del proceso electoral 2026-2027, cuando se renovarán las 217 alcaldías y el Congreso del estado, además de la elección por primera vez de magistrados y jueces en el estado.
Podría tratarse del último presupuesto del IEE tal y como actualmente lo conocemos.
Y es que de prosperar la reforma electoral que plantea el régimen para terminar de apoderarse de las elecciones, la desaparición del IEE Puebla sería la crónica de una muerte anunciada.