Dicen los que saben que la renuncia de Néstor Camarillo a su militancia priista cayó como balde de agua fría en las filas del tricolor, y dejó a uno que otro priista con más dudas que certezas.
Pero la salida de Néstor, ahora llamado “senador ciudadano”, no significa que haya abandonado del todo al partido. No, no.
Ya cuentan por los pasillos del tricolor que serán sus más cercanos colaboradores quienes sigan moviendo los hilos.
El problema es que con estos cambios, lo que una vez fue el partidazo luce más al borde de la extinción que de una renovación.
Sin presidente real, porque el nombramiento de Delfina Pozos en la dirigencia es, digámoslo sin rodeos, mero trámite.
El ejército de alcaldes priistas que aún quedan y que llegaron al cargo gracias a Camarillo, ya también se alistan para tomar el mismo rumbo: cambiar de bandera, del tricolor a guinda o naranja, según convenga.
Lo peor, para los fieles de hueso colorado, es que ni los priistas de sangre espesa parecen dispuestos a morir en la raya. La piel roja y verde se les empieza a despintar, y algunos ya se miden el uniforme moreno.
La jugada de Camarillo llega, casualidad o no, justo cuando está por cumplir un año en el Senado. Y aquí las preguntas: ¿habrá informe?, ¿será para la gente, para sus nuevos aliados, o para dejar claro que el PRI quedó en el olvido?
O acaso, así como renunció a su militancia, ¿también renunciará a la Senaduría?, lo digo porque al final del día, esa posición se la dieron los priistas en el 2024. ¿O me equivoco?
En fin.
Mientras tanto, septiembre traerá consigo la renovación de la dirigencia estatal del PRI. Y ahí se apuntan cuatro nombres: Xitlalic Ceja y Delfina Pozos, en el flanco femenino; Lorenzo Rivera y Adrián Trujillo, en el masculino.
Y aunque no hay que hacerse bolas: la verdadera pelea será entre Delfina, pieza de Camarillo, y Lorenzo, quien ya presume encuestas favorables en redes, como la del fin de semana a través de la cuenta de X de @CongresistasMex.
¿Quién de ellos podrá resucitar al tricolor? Algunos dicen que Lorenzo trae la veladora encendida; otros aseguran que Delfina ya tiene lista el acta de defunción. Lo cierto es que el partido se mueve entre la resurrección y la extinción.
Porque para efectos prácticos: el “senador ciudadano” ya cavó la fosa, echó tierra y hasta se sacudió las manos, mientras el PRI en Puebla está en terapia intensiva… y serán los sobrevivientes quienes tendrán que elegir: ¿revivirlo o enterrarlo de una vez?
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