La Casa Real de Noruega enfrenta uno de sus momentos más difíciles tras la acusación formal contra Marius Borg Høiby, hijo de la princesa heredera Mette-Marit y hermanastro del príncipe Haakon Magnus, futuro rey del país.
La Fiscalía de Oslo confirmó que el joven de 28 años fue acusado el 18 de agosto de 32 delitos graves, entre ellos:
- Cuatro violaciones
- Violencia doméstica y agresiones físicas
- Daños a la propiedad
- Violación de una orden de alejamiento
- Grabación no consentida de genitales femeninos
El fiscal Sturla Henriksbø subrayó que, pese a su parentesco real, Borg será juzgado como cualquier ciudadano. Si es declarado culpable, podría enfrentar hasta 10 años de prisión.
Contexto del caso
La investigación comenzó en agosto de 2024, tras un altercado con una expareja. La policía registró su vivienda en Skaugum, residencia oficial de los príncipes herederos, y revisó miles de archivos digitales.
El propio Borg admitió en 2024 haber agredido a una exnovia bajo los efectos del alcohol y la cocaína, reconociendo además problemas de salud mental y adicciones.
Su defensa niega los cargos de violación y violencia doméstica, aunque aceptará responsabilidad por delitos menores como agresión y vandalismo.
Impacto en la monarquía noruega
El juicio, programado para enero de 2026 con duración de seis semanas, amenaza con convertirse en un episodio histórico para la familia real noruega.
La Casa Real se limitó a declarar que el caso corresponde a los tribunales, mientras la princesa Mette-Marit reconoció públicamente que el último año ha sido “muy duro para la familia”.
Aunque Marius Borg no tiene título nobiliario ni funciones oficiales, la magnitud del caso ha afectado duramente la imagen de la monarquía.