La mayoría de las personas recluidas en las cárceles de Puebla no concluyeron más allá de la educación básica, reveló el Censo Nacional del Sistema Penitenciario Federal y Estatales (CNSIPEF-E) 2024, elaborado por el Inegi.
El informe detalla que 2 mil 811 internos en el estado tienen la secundaria como el nivel más alto de estudios, lo que representa el 38% de la población penitenciaria total, estimada en 7 mil 326 personas.
Además, se identificó que 2 mil 652 reclusos apenas alcanzaron el preescolar o la primaria, mientras que 471 nunca asistieron a la escuela. Esto indica que más de la mitad de los internos cuentan con una educación básica incompleta o nula.
En contraste, los niveles educativos más altos son poco comunes en el sistema penitenciario poblano. Solo 20 personas privadas de su libertad cuentan con una maestría, 263 tienen licenciatura, y 62 cursaron una carrera técnica o comercial. Asimismo, 1,047 alcanzaron el nivel medio superior.
El vínculo entre el nivel de estudios y la propensión a involucrarse en conductas delictivas ha sido subrayado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que ha señalado que una mayor escolaridad se traduce en más oportunidades laborales legales y una menor probabilidad de caer en la delincuencia. Incluso, afirma que un año adicional en secundaria puede reducir de forma significativa las posibilidades de ser arrestado.
En el caso del Centro de Internamiento para Adolescentes de Puebla, los datos reflejan una tendencia similar. En 2024, dos menores detenidos apenas cursaron preescolar o primaria, cinco llegaron hasta secundaria y 15 alcanzaron la preparatoria.
Estos hallazgos refuerzan el argumento de que el acceso a la educación y su calidad podrían ser factores clave en la prevención del delito, un enfoque que ya están adoptando algunos países de América Latina.