Hace unos días prometí analizar la ventaja que tiene Morena en las entidades donde habrá elecciones a gobernador en 2027, un fenómeno que contrasta con las calificaciones que reciben los gobernadores de estas entidades.
De acuerdo con El Heraldo, si hoy fueran las elecciones, Morena se alzaría con el triunfo en 14 de las 16 entidades donde habrá comicios en dos años. Acción Nacional solo conservaría bastiones como Aguascalientes y Querétaro, mientras que, en el resto de los estados, Morena ganaría por márgenes muy amplios.
Las entidades donde habrá elecciones a gobernador y que Morena ganaría con facilidad son Baja California, Baja California Sur, Campeche, Chihuahua, Colima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Nuevo León, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas. Lo interesante es tratar de entender el porqué. ¿Cómo es posible que Morena gane si tiene a los gobernantes peor calificados del país, con la excepción de Alejandro Armenta en Puebla, según la empresa Rubrum? Veamos.
Esta semana, Rubrum publicó los resultados de su más reciente medición sobre los mandatarios mejor evaluados del país. Cabe señalar que 24 de las 32 entidades son gobernadas por Morena y sus partidos satélites, el Verde y el PT.
Según Rubrum, cuatro de los diez mejores gobernadores son de oposición: tres panistas y uno producto de una alianza PRI-PAN. Se trata de Tere Jiménez, gobernadora de Aguascalientes (PAN); Manolo Jiménez, de Coahuila (PRI); Libia Denisse, de Guanajuato (PAN), y Mauricio Kuri, de Querétaro (PAN), quienes ocupan los lugares 1, 2, 7 y 8 en el top ten de los mejores gobernadores de México.
Es decir, los mejores gobernadores, según Rubrum, son del PAN y el PRI, y concentran sus administraciones en el Bajío y el norte del país. Además, en Chihuahua gobierna el PAN con Maru Campos, y en Durango, la alianza PRI-PAN con Esteban Villegas Villarreal.
Las otras dos entidades gobernadas por la oposición son Jalisco y Nuevo León, donde gobiernan Pablo Lemus Navarro (MC) y Samuel García (MC), respectivamente. Aunque este último difícilmente puede considerarse de oposición, al menos gobierna bajo las siglas del partido naranja. Por cierto, ningún gobernador de Movimiento Ciudadano está entre los diez mejor evaluados, ni siquiera en los primeros 15.
En contraparte, los peores evaluados del país son: David Monreal, de Zacatecas (Morena), en el lugar 32; Salomón Jara, de Oaxaca (Morena), en el 31; Rubén Rocha, de Sinaloa (Morena), en el 30; Indira Vizcaíno, de Colima (Morena), en el 29, y Marina del Pilar, de Baja California (Morena), en el 28.
Los cinco peores gobernadores son de Morena. Pero, como diría el clásico, esa no es la noticia. La noticia es que, a pesar de tener a los peores gobernadores, en Zacatecas, Sinaloa, Colima y Baja California, si hoy hubiera elecciones, Morena no solo ganaría, sino que arrasaría.
¿Alguien lo entiende? Si la lógica electoral prevaleciera, la oposición tendría oportunidades de ganar en estas entidades, pero no es así.
Resulta casi kafkiano y surrealista que en Colima, donde la gobernadora es una de las peores calificadas, la ventaja de Morena sobre el PAN sea de 24 puntos (40% contra 16%), o que en Sinaloa, una entidad sumida en la violencia, la ventaja de Morena sea de 32 puntos (46% contra 14% del PAN). Increíble, pero cierto.
¿Masoquismo? ¿Indiferencia? ¿Brujería? ¿Magia? ¿Cómo es posible que, teniendo los peores gobiernos, la gente votaría por el mismo partido? La verdad, no lo entiendo.
Colosio decía que lo que el gobierno hacía mal, el partido lo resentía. Sin embargo, en el caso de Morena, esto no parece aplicarse, ni a nivel local ni, mucho menos, a nivel federal, donde la presidenta Sheinbaum goza de una aprobación de entre el 78% y el 82 por ciento.
Esto me recuerda una estrofa del poema “México, creo en ti”, de Ricardo López Méndez: “Tú hueles a tragedia, tierra mía, y sin embargo ríes demasiado. ¿Acaso porque sabes que la risa es la envoltura de un dolor callado?”