No quiero aburrirlo con el asunto de las licitaciones amañadas y adjudicaciones directas que se hacen en el Gobierno del estado y el IMSS-Bienestar, pero hay cuestiones que rayan en el escándalo y la corrupción descarada sin que nadie levante la voz.
Un ejemplo es el contrato otorgado a la empresa Génesis Healthcare Advisers S. A. de C. V. por la Coordinación Estatal de Salud del IMSS-Bienestar para prestar el servicio integral de laboratorio clínico, pruebas subrogadas y pruebas confirmatorias de tamiz, por un monto de 170 millones 691 mil pesos.
Dicho contrato se hizo por un periodo de tres meses, comprendidos del 1 de enero al 31 de marzo de 2025.
Lo escandaloso es que este mismo contrato otorgado a la misma empresa –Génesis Healthcare Advisers– el año pasado, se hizo por un monto casi idéntico 171 millones 860 mil pesos, pero por una vigencia de seis meses, del 1 de junio al 31 de diciembre de 2024.
Lo único que cambió entre uno y otro contrato además del periodo de servicio, es el contratante.
El contrato de seis meses se firmó con el Gobierno del estado, a través de la Secretaría de Salud, y el contrato de tres meses con los Servicios de Salud del IMSS-Bienestar.
Pero el escándalo no para ahí, sino que se extiende a la Secretaría de Salud y la Secretaría de Planeación, Finanzas y Administración del estado, que pretenden adjudicar de manera directa el servicio integral de laboratorio clínico a Génesis Healthcare Advisers en más o menos 40 millones de pesos.
Para ese propósito, se han declarado desiertas dos licitaciones públicas nacionales y un concurso por invitación a tres proveedores con las claves GEP-SPFA-LPN-034-039/2025, GEP-SPFA-LPN-065-039/2025 y GEP-SPFA-ITP-061-039/2025.
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Ajustes en el gabinete o premios de consolación
Los cambios y enroques en el gabinete estatal solo fueron cosméticos y algunos más bien parecen premios de consolación, como el de Virginia González Melgarejo, quien salió de la Secretaría de Igualdad Sustantiva y fue reubicada en el Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado (CECyTE) de Puebla como directora general, y el de Yadira Lira Navarro, quien pasó de la Secretaría de Turismo a la Secretaría de Igualdad Sustantiva.
Dichos cambios no auguran ningún éxito, por la inexperiencia de la primera en la administración pública y su escaso o nulo conocimiento en asuntos de educación media superior o bachillerato tecnológico, y porque la segunda tampoco es experta en la elaboración y aterrizaje de políticas públicas a favor de las mujeres y en programas que combatan la discriminación y violencia de género en la familia y en la sociedad en su conjunto.
Los nombramientos de Araceli Caselín Espinoza y Dafne Amairani Gaspar Ramírez, como subsecretarias de Desarrollo Económico y de Prevención de la Violencia, tampoco generan grandes expectativas, pues ni una ni otra son especialistas en sus nuevas áreas de responsabilidad; ambas son más bien operadoras políticas al servicio del Ejecutivo estatal.
Ser fundadora no es suficiente
De todos los secretarios del gabinete, Virginia González Melgarejo era la única titular que venía de la base de Morena. Fue fundadora del movimiento y caminó al lado de Andrés Manuel López Obrador durante varios años. Desde 2024 apoyó la nominación de Alejandro Armenta a la gubernatura y se articuló en el grupo político comandado por Pablo Salazar Vicentello.
El error de Virginia fue no rodearse de expertas que pudieran tener un perfil técnico, experiencia en la administración pública y conocimientos en la agenda de género. Perfiles había, sin embargo las marginó. Optó por el amiguismo y se refugió en Pablo Salazar para reclutar y contratar colaboradores.
Su remoción de la Secretaría de Igualdad confirma que esta dependencia sigue sin poder consolidarse, pues desde su fundación en 2020 ha tenido cuatro titulares y múltiples encargadas de despacho, operando siempre a medias.
El mal trabajo de Virginia González abona a que la política pública de igualdad para Puebla no termine de despegar y, como siempre, quienes más lo padecen son las mujeres más empobrecidas y precarizadas de Puebla, aquellas a las que Morena les prometió ir primero. Aquí es donde el discurso se cae y la realpolitik gana.
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