En el Ayuntamiento de Puebla, uno de los nombres que más controversia ha generado en los últimos meses, por su agresivo y misógino comportamiento, es el del regidor morenista Samuel Hernández Carranza.
Y es que lejos de encabezar una gestión ejemplar al frente de la Comisión de Participación Ciudadana, Transparencia y Gobierno Abierto, se ha convertido en el centro de acusaciones que ponen en duda tanto su compromiso con el servicio público como su respeto hacia sus colegas, en particular con las regidoras.
El cabildante poblano ya es, tal vez, el personaje más odiado de toda la administración municipal por las múltiples acusaciones en su contra, porque es el clásico burócrata que lanza aquello de “no sabes con quién te metes”.
Cree, además, que el cargo público que ostenta le otorga impunidad, le permite sobajar a las personas y le da el derecho de hacer lo que le plazca, aunque vaya en agravio de las personas.
El regidor Samuel Hernández es quien realizó un viaje a Nueva York –del 10 al 13 de diciembre de 2024– con cargo al erario, utilizando 67 mil 500 pesos en viáticos. En su defensa, tras la crítica por su paseo, alegó que su salida del país se debió a que representó al presidente municipal Pepe Chedraui Budib en un encuentro con migrantes poblanos en el consulado mexicano.
Sin embargo, el objetivo y los resultados del viaje, hasta el momento, siguen sin conocerse. De hecho, el tesorero municipal, Héctor González Cobián, incluso admitió desconocer los detalles de aquella gestión.
El famoso viaje fue duramente cuestionado por la regidora María Esther Ortiz Pérez (de Movimiento Ciudadano) durante una sesión de la Comisión de Patrimonio y Hacienda, por lo que exigió explicaciones claras.
Empero, ante sus señalamientos, el regidor respondió con expresiones ofensivas que derivaron en una denuncia formal por violencia política de género, presentada en enero de 2025.
Misoginia y hostigamiento en el Cabildo
El 3 de abril de 2025, la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Puebla (CDH Puebla) recibió la primera queja formal contra el regidor Gabriel Biestro Medinilla, por lenguaje ofensivo hacia una regidora. Al día siguiente, el 4 de abril de 2025, se interpuso una segunda queja formal, esta vez contra Samuel Hernández Carranza. La denunciante acusó al morenista de referirse a ella “como si fuera un objeto y no una persona”, lo que fue calificado como una conducta sexista.
Además, la regidora Shirley Ponce Luna (PRI) denunció públicamente a Hernández el 27 de enero de 2025 por obstruir su participación en la Comisión de Vigilancia, al no notificarle conforme a la ley sobre una reunión. Aunque dicha sesión fue reagendada, el manejo arbitrario de la información vulneró el reglamento interno del Cabildo, por lo que Ponce Luna solicitó que se analice un proceso sancionador por omisiones en sus funciones.
Ortiz Pérez también denunció que en una sesión ordinaria, luego de pedir notas aclaratorias sobre los gastos del viaje a Nueva York, Hernández le respondió que debía investigar “lo que era un hoyo financiero”, calificando su petición como “politiquería”.
El colmo del caso es que a pesar de las medidas cautelares emitidas por la CDH Puebla, el regidor minimizó las acusaciones y se negó a tomar un curso de nuevas masculinidades, afirmando que “no ha afectado personalmente a nadie” y que no ha recibido requerimientos oficiales.
Cínicamente, aseguro estar “tranquilo” y dispuesto a continuar con sus funciones, incluso después de reconocer que ya fue notificado de las medidas, aunque las acatará únicamente “por indicaciones de la síndica municipal”.
Es paradójico que quien preside la comisión encargada de fomentar la transparencia y la participación ciudadana acumule ya múltiples denuncias por omisión, opacidad y violencia política de género. Lo que debería ser una vocación de servicio se ha convertido en una plataforma de poder mal ejercido, donde el respeto institucional brilla por su ausencia.
Ahora, en tiempos donde se exige un servicio público más equitativo y profesional, la permanencia de figuras como Samuel Hernández pone en entredicho el compromiso del grupo de regidores morenistas en el Ayuntamiento de Puebla con la ética, la equidad y la rendición de cuentas.
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