Con el fallecimiento del papa Francisco a los 88 años en la Casa Santa Marta del Vaticano, la Iglesia católica entra en un periodo de luto, reflexión y, también, de preparación para elegir a su nuevo líder. El primer papa latinoamericano, de nombre secular Jorge Mario Bergoglio, deja tras de sí un legado marcado por la cercanía con los pobres, la defensa del medio ambiente y llamados constantes a la paz mundial. Su muerte fue confirmada por el camarlengo, cardenal Kevin Joseph Farrell, quien anunció oficialmente el deceso la mañana de este lunes.
¿Qué sucede tras la muerte de un papa?
Cuando un papa muere, se activa un protocolo preciso y cargado de simbolismo conocido como la Sede Vacante. El camarlengo asume temporalmente la administración del Vaticano, aunque no tiene autoridad para tomar decisiones doctrinales. Lo primero es verificar oficialmente la muerte del pontífice y sellar sus aposentos privados. Luego se convoca al Colegio Cardenalicio, que se encarga de organizar los funerales y, eventualmente, el cónclave.
¿Qué es el cónclave?
El cónclave es el proceso mediante el cual se elige al nuevo papa. Su nombre proviene del latín cum clave (“con llave”), porque los cardenales electores se encierran literalmente en la Capilla Sixtina sin comunicación con el exterior hasta llegar a una decisión. Solo pueden votar los cardenales menores de 80 años; actualmente, de los 252 cardenales que conforman el Colegio Cardenalicio del Vaticano, hay 138 con derecho a voto. Deben pasar al menos 15 días de la muerte del papa para iniciar el cónclave, pero no puede empezar después de 20 días del fallecimiento.
Cada día pueden realizarse hasta cuatro votaciones (dos por la mañana y dos por la tarde). Para que haya un nuevo papa, un candidato debe obtener una mayoría de dos tercios. Las papeletas se queman después de cada votación, y el humo que sale de la chimenea de la Capilla Sixtina avisa al mundo: negro si no hay acuerdo, blanco cuando se ha elegido al nuevo pontífice.
La elección del sucesor: claves y tensiones internas
El perfil del sucesor de Francisco será clave para el rumbo de la Iglesia. Aunque es imposible predecir el resultado del cónclave, los cardenales suelen considerar el equilibrio entre tradición y renovación, la procedencia geográfica y la capacidad de liderazgo pastoral.
Francisco, por ejemplo, fue visto como una figura de cambio: el primer papa jesuita, el primero de América y el primero en escoger un nombre que evocara humildad y reforma. Su estilo sencillo, su énfasis en la misericordia por encima del castigo, y su apertura a temas antes tabú en el Vaticano marcaron su pontificado.
¿Qué decisiones de Francisco generaron fricción con los sectores conservadores?
Aunque admirado por millones dentro y fuera del catolicismo, Francisco también enfrentó resistencias dentro del propio Vaticano, especialmente del ala conservadora. Algunas de sus posturas más polémicas fueron:
- Su apertura hacia la comunidad LGBT+, incluyendo su respaldo a leyes de unión civil para parejas del mismo sexo, lo cual fue considerado “confuso” por algunos prelados tradicionales.
- La posibilidad de que hombres casados sean ordenados como sacerdotes en regiones con escasez clerical, como la Amazonía, generó fuerte oposición dentro del Colegio Cardenalicio.
- La reforma de la Curia Romana para hacerla más transparente y menos burocrática, lo cual afectó intereses enquistados en el Vaticano.
- Su acercamiento interreligioso, en particular con el islam, y su histórica firma de un documento de fraternidad con el gran imán de Al-Azhar, provocaron incomodidad en sectores ultraconservadores.
- Sus críticas al capitalismo y su defensa del medio ambiente, especialmente en la encíclica Laudato si’, fueron mal recibidas por algunos grupos económicos y políticos alineados con visiones neoliberales.
Aun así, su mensaje se mantuvo centrado en la inclusión, la dignidad humana y la justicia social, recordando en sus últimas palabras que “la paz es posible” si se actúa con compasión y solidaridad.
Ahora, con su partida, el mundo observa con atención el desarrollo del cónclave, en el que se definirá quién será el próximo guía espiritual de más de 1,300 millones de católicos en el mundo.