La inseguridad y las violencias son temas que se interrelacionan. Ambas tienen múltiples afectaciones en las mujeres, las niñas y las adolescentes.
Continuamos con los 16 Días de Activismo por la erradicación de la violencia hacia las mujeres y pareciera que la inseguridad y la violencia ocupan hoy el nivel de pandemia en México.
No se requiere ninguna narración especial para demostrarlo. Todos los días, a todas horas, escuchamos, observamos y es documentado. Muchas mujeres son víctimas o testigos de esas historias de terror.
Inseguras en las calles. Inseguras en el transporte público. Inseguras en las escuelas. Inseguras en el trabajo. Inseguras muchas de ellas hasta en sus casas.
Ahora también inseguras por las violencias que de todo tipo está generando en todo el país la delincuencia organizada en espacios públicos, restaurantes, comercios, etcétera. Secuestros, extorsiones, asaltos, robos a mano armada, masacres. Mujeres, niñas y adolescentes desaparecidas, violentadas, explotadas, desplazadas de sus comunidades corriendo riesgos adicionales.
La inseguridad se ha agudizado y pareciera imparable. Los delincuentes ahora no solo se matan entre ellos, atentan también contra la población civil y el Estado mexicano no ha podido evitarlo.
Si bien todas estas inseguridades pueden leerse y entenderse de distintas maneras, la realidad es que nos están afectando a todas y a todos y, de manera directa o indirecta, a todas las mujeres.
Hay fracasos que la sociedad en su conjunto y las instituciones públicas no podemos permitirnos porque implicaría aceptar una condición de vida que no queremos y un fracaso lamentablemente es, sin duda, la política de seguridad.
De ahí la importancia de conocer la llamada “Estrategia Nacional de Seguridad Pública” que incluyó reformas constitucionales (Artículo 21) para dar sustento legal, otorgar facultades y fortalecer atribuciones que no tenía la hoy Secretaría de Seguridad Nacional y Protección Ciudadana, tanto para investigar delitos como para incorporarle a 10 mil agentes provenientes de la extinta Policía Federal con esa facultad de investigación y a 5 mil activos del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) que colaborarán también; todo ello con el propósito de que esta institución del Gobierno federal, en la práctica, dirija y coordine “la actuación de las instituciones integrantes del Sistema Nacional de Seguridad Pública” conformado por las secretarías de la Defensa Nacional, la Marina, Gobernación, la Fiscalía General de la República, así como por todas las corporaciones estatales; de manera que la Secretaría de Seguridad Nacional y Protección Ciudadana, cuyo secretario es Omar García Harfuch, se constituye ahora como la dependencia que coordina y dirige la nueva Estrategia Nacional de Seguridad.
Esperamos que este mecanismo sea la ruta alternativa que sirva para enfrentar de manera integral el problema de inseguridad y violencia, y ayude a las instituciones a combatir sus causas y a eliminar la impunidad; pero también sirva para contener al crimen organizado, detener a esas organizaciones delincuenciales y controlar la violencia. Todo un reto.
Ojalá, también, que esta nueva estrategia de seguridad ayude a reconstruir la confianza ciudadana en las autoridades, que se ha ido erosionando, y a erradicar los fracasos que en materia de seguridad nos están afectando a todas y a todos.
En los 16 Días de Activismo en contra de la violencia, no olvidar que la inseguridad y las violencias se interrelacionan y tienen muchas más implicaciones y múltiples afectaciones en las mujeres, las niñas y las adolescentes.
[email protected]
@rgolmedo
Palabra de Mujer Atlixco
rociogarciaolmedo.com