Dicen los que Saben que cada 12 de agosto, el Día Internacional de la Juventud nos invita a reflexionar sobre el papel crucial que desempeñan los jóvenes en nuestra sociedad.
Esta fecha, sin embargo, también expone una contradicción dolorosa: mientras se celebran sus contribuciones y potenciales, millones de jóvenes alrededor del país siguen enfrentando barreras significativas para alcanzar sus sueños y construir un futuro digno.
Recordemos: la juventud ha sido históricamente un motor de cambio social, político y cultural.
Desde las protestas por los derechos civiles hasta las recientes movilizaciones por el cambio climático, los jóvenes han demostrado su capacidad para desafiar el status quo y luchar por un mundo más justo y sostenible.
Sin embargo, el acceso a oportunidades laborales es uno de los principales retos que enfrentan los jóvenes hoy en día.
La tasa de desempleo juvenil es alarmantemente alta, y aquellos que logran encontrar empleo a menudo se enfrentan a condiciones precarias y salarios insuficientes.
Esta situación no solo limita su desarrollo personal, sino que también pone en riesgo la estabilidad y el crecimiento económico de nuestras sociedades.
La desigualdad es otro factor que agrava la situación.
Los jóvenes de comunidades marginadas, incluidas minorías étnicas, jóvenes rurales y aquellos de familias de bajos ingresos, enfrentan barreras adicionales para acceder a oportunidades.
La brecha digital es una manifestación clara de esta desigualdad; mientras algunos jóvenes tienen acceso a la última tecnología y recursos educativos en línea, otros luchan con la falta de acceso a Internet o dispositivos.
Aunque hay programas y políticas dirigidas a los jóvenes, a menudo son insuficientes o mal implementadas.
Lo que queda claro es que las políticas públicas deben ir más allá de las promesas y proporcionar un apoyo tangible que incluya formación profesional, incentivos para el empleo juvenil.
Dicen los que Saben que es hora de pasar de las palabras a la acción.
Que este día sea un recordatorio no solo de la importancia de los jóvenes, sino también de nuestra responsabilidad colectiva para garantizar que tengan las oportunidades necesarias para prosperar.
Que quede claro, las y los jóvenes de hoy no son el futuro, sino el presente.
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