Hoy 9 de agosto, un terremoto de magnitud 5,3 sacudió el este de Japón, con epicentro en la prefectura de Kanagawa, al sur de Tokio. Afortunadamente, las autoridades no emitieron una alerta de tsunami tras el sismo, que se produjo a las 19:57 hora local (10:57 GMT) y fue registrado a una profundidad de 10 kilómetros, según la Agencia Meteorológica de Japón (JMA).
Este temblor, que se sintió en Tokio y sus alrededores, alcanzó un nivel 5 en la escala sísmica japonesa, la cual mide la agitación en la superficie y su potencial destructivo. Aunque el sismo fue significativo, no se han reportado heridos ni daños estructurales graves. Sin embargo, se produjeron cortes energéticos en algunas zonas y se suspendieron parcialmente servicios de transporte, como la línea Odakyu y la línea Tokai del tren de alta velocidad ‘shinkansen’.
Este terremoto ocurre solo un día después de un fuerte sismo de magnitud 7,1 que golpeó la región suroeste de Japón, específicamente la prefectura de Miyazaki, en la isla de Kyushu. Este sismo generó un tsunami de medio metro y provocó daños considerables, incluyendo una quincena de heridos y varias casas derrumbadas.
La Agencia Meteorológica de Japón emitió una alerta especial por el riesgo incrementado de un gran terremoto en la fosa de Nankai, una de las zonas sísmicas más activas del mundo, donde los expertos han advertido la posibilidad de un sismo devastador en las próximas décadas.
Japón, ubicado en el Anillo de Fuego del Pacífico, es una de las regiones más propensas a terremotos en el mundo. Su infraestructura está diseñada para resistir este tipo de fenómenos naturales, lo que permite minimizar los daños y proteger a la población.