La designación de los primeros funcionarios del gabinete y de la próxima administración del gobernador electo de Puebla, Alejandro Armenta Mier, está basada en dos preceptos importantes: respeto y lealtad.
Porque si algo habrá de apreciarse en el nuevo gobierno de Puebla, particularmente para con sus funcionarios, son los valores, la educación, la formación, la sensibilidad y el trato al pueblo.
Sobre todo, el trato a los poblanos que más lo necesitan, a la gente de abajo, a la que menos tiene; a los indígenas, muy especialmente.
El nombramiento de los nuevos y próximos servidores del gabinete de Alejandro Armenta, además, se dio por su decencia, por su calidad moral, por su trayectoria, trabajo social y efectividad.
Por fin se acabarán, en el Gobierno de Puebla, los secretarios venidos de Harvard, los supuestos doctos en las distintas materias, los pertenecientes a las elites más popof, tanto locales como nacionales, pero más serviles.
Y es que ciertamente, en el sexenio morenovallista, Puebla se proyectó como un nuevo estado, con una visión política y de gobierno distinta a la tradicional, a la del viejo régimen.
A Puebla, entonces, se le vio como una entidad renovada y apoyada por la inversión privada, lo que le valió estar entre los estados más importantes del país, entre los más productivos y capaces.
Sin embargo, hay que reconocer, también se le aceptó como una entidad contaminada y saqueada por una clase política ambiciosa, conservadora y dedicada al saqueo de nuestras instituciones.
Porque todo mundo sabe que esos “brillantes funcionarios” se dedicaron a realizar contratos leoninos, los cuales dejarán y garantizarán dividendos personales por muchos años.
Hoy por hoy, eso se acabó.
En la administración de Alejandro Armenta Puebla y los poblanos gozarán de un gobierno cercano a la gente, profesional, capaz y de muchos resultados.
Y es que la prioridad para el próximo gobierno, desde luego, son los ciudadanos, los jóvenes, las futuras generaciones, las cuales habrán de educarse y prepararse para los nuevos tiempos en Puebla.
Por ello, el mandatario electo tiene como prioridad en su gobierno la educación, los valores y el respeto, algo que deberá caracterizar a su gabinete.
Es, simplemente, sembrar la semilla en el estado para después cosechar buenos ciudadanos, preocupados por el estado, comprometidos con el medioambiente y el planeta, con los animales y con todos sus espacios.
En ello estriba la designación y permanencia en el gobierno, por ejemplo, del actual secretario de Gobernación, Javier Aquino Limón, brazo derecho del actual gobernador, Sergio Salomón Céspedes Peregrina, y amigo personal de Alejandro Armenta.
Javier, todo mundo sabe, es un funcionario confiable, probado, al que si algo lo caracteriza es la lealtad, el trabajo y los resultados.
Y eso Alejandro Armenta lo sabe.
Por ello la decisión de confiarle próximamente una de las dependencias más importantes como la de Bienestar.
La lógica apuntaba a que Aquino permaneciera en el nuevo gabinete por su capacidad de interlocución y no por ser una cuota o una imposición, muy al contrario.
El futuro secretario de Bienestar, más bien, es uno de los integrantes de la nueva clase política poblana, la que, insisto, tiene como alta prioridad a su gente y a la sociedad en general.
Y lo mismo ocurre en el caso de Samuel Aguilar Pala, a quien Alejandro Armenta designó como próximo secretario de Gobernación.
Samuel es mucho corazón, pues es un personaje sensible ante las necesidades de la gente, con quien ha trabajado a ras de piso, atendiendo, siempre, todas sus necesidades y demandas.
Así que nadie se diga sorprendido ni engañado.
Por cierto, los hombres más cercanos al gobernador electo, Alejandro Armenta, son contados y están encabezados por la mano derecha del mandatario, José Luis García Parra, el famoso “Choco”.
No hay ni existen gestores para ganar cargos, puestos o espacios en el nuevo gobierno.
Alejandro Armenta es quien decide y designa a sus funcionarios.
Ni más ni menos.
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