Gilberto Higuera Bernal es el único personaje que ha sobrevivido a todos los vendavales políticos que ocurrieron en Puebla a partir del desplome del helicóptero en que viajaban Martha Erika Alonso Hidalgo y Rafael Moreno Valle Rosas aquel 24 de diciembre de 2018.
Podría equivocarme, pero de momento no se me ocurre otro personaje que siga vigente en estos días y que se haya mantenido en el mismo cargo (la Fiscalía General del Estado en su caso) desde entonces.
Higuera sustituyó a Víctor Carrancá Bourget en septiembre de 2018, en la agonía del mini gobierno de José Antonio Galia Fayad, pero no gracias a este, sino a Martha Érika Alonso, entonces gobernadora electa, que tres meses atrás, en campaña, pidió a Carrancá renunciar si no podía con el puesto después de los asesinatos cometidos en contra de una candidata a diputada federal del partido Verde, Juana Maldonado, y una regidora del municipio de Juan Galindo, Érika Cázares, en la sierra norte.
Pese a la crisis política que sucedió a finales de ese año, Higuera permaneció en el gobierno interino de Guillermo Pacheco Pulido, se quedó en la administración de Miguel Barbosa Huerta y transitó sin contratiempos en la gestión de Sergio Salomón Céspedes Peregrina hasta hoy.
Barbosa no solo le respetó la posición, sino que le quitó el estatus de “encargado de despacho” y le dio el nombramiento oficial, a través del Congreso, para un periodo de siete años que comenzó el 26 de febrero de 2020 y que terminará –terminaría–el 25 de febrero de 2027.
Entre minigobernadores y encargados de despacho de un mes (como Jesús Rodríguez Almeida) o de solo unas horas (como Ana Lucía Hill Mayoral), el fiscal Gilberto Higuera ha cohabitado con siete distintos jefes del Poder Ejecutivo en solo seis años.
Todo un récord que, al parecer, ha llegado a su fin.
Entre los colaboradores de la Fiscalía General del Estado se asegura que su jefe está por despedirse de la institución y se agrega que una mujer oriunda de Tampico, Tamaulipas, está próxima a hacerse cargo de ella una vez que, por ahí de octubre o noviembre, sea designada por los integrantes de la nueva legislatura.
La mujer en cuestión se llama Mercedes del Carmen Guillén Vicente, tiene 70 años, y, además de ser hermana del subcomandante Marcos, abogada, notaria pública y una antigua conocida de la clase política local vinculada al PRI, tiene una muy estrecha relación personal con el gobernador electo, con quien trabajó de manera directa en el pasado en por lo menos tres ocasiones.
Mercedes Guillén, “Paloma” para sus amigos y conocidos, fue delegada en Puebla del Comité Ejecutivo Nacional del PRI en 2010, cuando Armenta era presidente del Comité Directivo Estatal del mismo partido. A los dos les tocó liderar la batalla electoral de ese año, que llevó a Javier López Zavala como su candidato a gobernador.
En 2012 formó parte del equipo de campaña de Enrique Peña Nieto, igual que Armenta.
Ganada la elección y realizado el relevo en el gobierno de la República, fue nombrada subsecretaria de Población, Migración y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación, desde donde invitó a Armenta Mier a ocupar (como ocurrió) la dirección general del Registro Nacional de Población (Renapo), un organismo adscrito a la Segob.
En 2015 partieron a la que fue su última aventura profesional juntos, antes de que el poblano renunciara al PRI para incorporarse a Morena.
Ese año “Paloma” Guillén dejó Gobernación para ser candidata a diputada federal por el distrito 8 de Tamaulipas, mientras que Alejandro Armenta hizo lo propio para postularse por el distrito 7 de Puebla, con cabecera en Tepeaca. Ambos ganaron sus elecciones y posteriormente arribaron al Congreso de la Unión.
Si en el viejo inmueble del bulevar 5 de Mayo y la 31 Oriente se rumora que Mercedes del Carmen Guillén Vicente podría venir a Puebla como relevo de Higuera, podría ser que sí, que así suceda. Pero también podría ser que los trabajadores de esa institución estén atando cabos equivocados ante la presunta, pero muy probable, salida del fiscal.
Como sea, desde el círculo cercano del futuro gobernador se da como un hecho que la hermana del otrora líder de la insurgencia zapatista (cuyo nombre real es Rafael Sebastián Guillén Vicente) asumirá un rol de extrema relevancia en el régimen que se avecina, precisamente debido a esa ascendencia moral que tiene sobre Armenta.
Si eso pasa, si viene a Puebla para ocupar la Fiscalía General del Estado o alguna otra posición pública, tendrá que dejar la presidencia del Comité Directivo Estatal del PRI que ahora mismo ocupa en Tamaulipas y renunciar a la diputación plurinominal que ganó el pasado 2 de junio.
La maquinaria de la transición sigue su curso.