De sobra son conocidos los abusos y el daño al medio ambiente que la firma Cycna de Oriente, o mejor dicho la cementera Cruz Azul, ha provocado en el sur del estado de Puebla a lo largo de los últimos 18 años. Sin embargo, la clausura que este miércoles aplicó el ayuntamiento de Tecamachalco a la planta de dicha compañía no parece ser exactamente un acto para hacer justicia, sino ha sido un episodio que deja una sospecha de un intento de extorsión –de varios cientos de millones de pesos– en contra de dicha empresa.
Pareciera que en el ayuntamiento de Tecamachalco antes de que se “baje la cortina”, pues le quedan le quedan tres meses de vida, alguien quiere generar un ingreso económico extraordinario para que haya de donde hacer el llamado “año de Hidalgo”.
La clausura a Cycna de Oriente, en la parte asentada en Tecamachalco, no duró más de hora y media, pues trascendió que el acto fue frenado por una intervención de funcionarios de primer nivel del gobierno del estado ante el ayuntamiento de ese municipio.
Oficialmente la sanción se debe a que cementera Cruz Azul no tiene todos sus permisos en regla e invadió un área de 598 hectáreas. La empresa respondió que era ilegal la acción del ayuntamiento de Tecamachalco debido a que la planta responde a sus obligaciones ante el gobierno de Palmar de Bravo, que es una demarcación vecina.
Fuentes bien informadas sostienen que atrás de ese conflicto se esconde un obscuro motivo.
El ayuntamiento de Tecamachalco es controlado, hasta la fecha, por Carlos Ignacio Mier Bañuelos, quien pidió licencia del cargo de alcalde para competir por una diputación federal en el distrito de Ciudad Serdán. El alcalde con permiso es hijo del fallido aspirante a candidato a gobernador de Puebla por la 4T, Ignacio Mier Velazco, quien sigue siendo el coordinador parlamentario de Morena en la cámara baja del Congreso de la Unión.
En lugar de Carlos Ignacio Mier quedó como edil substituto Alfonso Cid Machorro, quien no mueve nada del gobierno local, si primero no lo autoriza –de manera remota– Mier Bañuelos.
Se dice que una muestra de esa falta de autoridad del alcalde substituto es que fue el último en enterarse de la clausura de la planta de Cycna de Oriente.
Quien se habría aventurado a cerrar las instalaciones de Cruz Azul, para lo cual se utilizó un fuerte operativo policiaco, fue Emilio Menéndez, quien es responsable del área de Protección Civil del ayuntamiento y es un funcionario que obedece ciegamente las órdenes des Ignacio Mier Bañuelos.
Más allá de los argumentos de la falta de permisos y la invasión de 598 hectáreas, el meollo del asunto parece ser un nuevo reglamento que se aprobó este año y que permitiría, de acuerdo con la lógica del gobierno de Tecamachalco, cobrarle una cifra de ocho ceros a Cycna de Oriente por concepto de multas.
El gobierno local ha argumentado que, sin tener las debidas autorizaciones, Cruz Azul ha acrecentado su producción, su extracción de material pétreo y hace una mayor utilización de volúmenes de agua, que acrecienta los escasez del líquido en la región. Seguramente todo eso ha de ser cierto.
La parte complicada de este conflicto es que el ayuntamiento habría establecido un cobro –por concepto de multas– de 47 pesos por cada metro cúbico de material pétreo que Cycna de Oriente ha extraído de la zona en que se asienta.
El problema que implica esta sanción es que se quiere calcular el volumen de extracción de material y cuantificar el monto de las sanciones, desde el año 2006, que es cuando Cruz Azul llegó a instalarse en la región.
Y entonces, se hacen cuentas alegres, o mejor dicho abusivas, de que se han extraído más de 10 millones 600 mil metros cúbicos de material y por ende, la multa global sería del orden de los 500 millones de pesos.
Es decir, una cantidad superior a dos años de presupuesto oficial del ayuntamiento de Tecamachalco.
Una primera respuesta que Cycna de Oriente ya le habría dado al ayuntamiento es que un reglamento no puede ser retroactivo y por ende, no le pueden cobrar multas anteriores al actual año, en que se actualizó el ordenamiento que le buscan aplicar a la firma cementera.
Todo indica que la clausura de las instalaciones es una manera de presionar, de ahorcar a la empresa, para intentar obligarla a que pague parte de esas multas millonarias.
Para Cruz Azul es un asunto delicado que le cierren la planta en cuestión, no solamente porque la fábrica de Puebla es la que tiene los mayores rendimientos, sino porque la firma tiene problemas de producción debido a que sus instalaciones de Hidalgo, desde hace casi dos años no funcionan por carecer de energía eléctrica.
La falta de operación de la planta de Tula de Allende, en Hidalgo, le provocado a Cruz Azul que pierda la capacidad de producir 8 mil toneladas de cemento por día.
Más allá de que sea justo o injusto el cobro de cientos de millones de pesos en multas a Cycna de Oriente, lo que salta son tres preguntas básicas:
¿Por qué luego de 3 años de gobierno, cuando faltan 3 meses para que acabe la actual gestión municipal, es cuando aprietan “el cuello” de la empresa para que pague cuantiosas multas?
¿Por qué hasta el final del trienio se dan cuenta en el ayuntamiento de Tecamachalco de las faltas y abusos de la compañía cementera?
¿Por qué hasta el tercer año de gestión se reformó el reglamento que están usando para quererle cobrar una cifra de 8 ceros a Cycna de Oriente?
No hay –hasta ahora—una respuesta oficial a esas preguntas.
Lo que se especula es que alguien del ayuntamiento de Tecamachalco no se quiere ir del cargo “con las manos vacías”.
Y de ahí deriva la urgencia de que, en las últimas semanas de gestión, se le obligue a Cruz Azul a hacer cuantiosos pagos a las arcas públicas del ayuntamiento de Tecamachalco.
Bueno, es lo que parece.