Es bien conocido que en los últimos años el valle poblano-tlaxcalteca, en particular el área urbana de la ciudad de Puebla, ha crecido desmesuradamente; de hecho, hoy es el núcleo de una importante zona metropolitana, la cuarta más grande del país. Como cualquier otra gran ciudad, en su crecimiento ha absorbido a numerosos pueblos colindantes. Es el caso de Cholula de Rivadavia, que hasta hace poco era una pequeña ciudad cercana a la capital y hoy es casi un suburbio de esta. En la reflexión sobre Cholula, podemos apoyarnos en un reciente libro del Fondo de Cultura Económica (FCE), elaborado por las antropólogas Patricia Plunket y Gabriela Uruñuela, titulado Cholula.
Las autoras nos recuerdan que las primeras aldeas agrícolas en la zona datan del periodo formativo, 900-100 a. C., hace aproximadamente 3 mil años. Sabemos de un proceso similar, es decir, del surgimiento de las primeras aldeas agrícolas en el otro lado del mundo, en la antigua Mesopotamia, hace 7 mil 500 años, alrededor de 5,500 a. C. Es decir, que Cholula vivió hace 3 mil años el proceso que los hombres de la revolución agrícola habían vivido 4 mil 500 años atrás. Conviene recordar que lo que sabemos hoy de aquellos primeros agricultores aldeanos es gracias a la arqueología.
Las primeras aldeas plenamente desarrolladas nos muestran la existencia de una estructura social diferenciada; algunos especialistas la consideran igualitaria, otros más la creen autoritaria; en cualquier caso, ordenada. Tenían un pensamiento religioso y una organización teocrática. Cada aldea desarrollada o ciudad tenía su propia deidad tutelar con sus templos y adoratorios; años adelante se construirían zigurats que algunos han supuesto la Babel bíblica.
La organización política de aquellas aldeas autónomas deja ver la evidente competencia entre ellas. Los conflictos nos dejan ver el amurallamiento perimetral de las aldeas sumerias, seguramente para protegerse de los vecinos bélicos. Las autoridades locales, bien reconocidas por los habitantes, frecuentemente conducían a sus comunidades a hacer la guerra con otras villas o aldeas cercanas. El dominio de algunos de estos líderes llegó a ser regional y más adelante se definieron como imperios. Es el caso del conocido Imperio Acadio liderado por Sargón de Acad, que llegó a dominar buena parte de lo que había sido Sumeria en Mesopotamia.
No todos los líderes comunitarios de esos años se comportaron como Sargón. De hecho, años atrás un dirigente de los pueblos sumerios desarrolló los primeros códigos de comportamiento social en la historia del hombre. Es el caso del código o leyes de Ur-Nammu en 2,050 a. C. y del conocido código de Hammurabi, escrito en 1,750 a. C., ambos en Sumeria.
En suma, el hombre, desde sus primeros años en el planeta, no solo creó ciudades; ya entonces empezaba a adquirir virtudes y vicios que desarrollaría en los años por venir. Y desde esos años ya había aprendido que vivir en comunidad obliga a respetar al vecino porque, sin respeto, pronto surge la violencia. También había aprendido que necesitamos acordar para tomar decisiones colectivas porque, si no hay acuerdo, hay caos y daño para muchos, si no es que para todos.
Esta primera lección deberíamos tenerla presente hoy, a 7 mil años de distancia. La vida en una aldea o en una gran ciudad exige una estructura organizativa y la cooperación de sus integrantes, decisiones colectivas y una conducción inteligente por parte de los líderes o autoridades de la comunidad. La urbanización necesita de la cooperación social, y esta es la clave para nuestra sobrevivencia. Lo hemos aprendido todo hace más de cinco mil años. Deberíamos estar hoy en paz.
Cholula hoy es un buen ejemplo de nuestros avances locales. El conflicto interior entre los herederos de los olmecas-xicalancas y los toltecas, si existió, como nos lo recuerdan los antropólogos-historiadores, hoy está casi desaparecido y la cooperación interétnica para la urbanización es frecuente; los disturbios al respecto son originados por desarrolladores. En todo caso, podemos extrañar la conducción inteligente por parte de las autoridades locales, pero ello parece que está en proceso y pronto se logrará. Mientras tanto, los que habitamos en esta bella localidad no podemos quejarnos. Buenos días.