México, un país con profundas raíces de desigualdad, tiene grandes retos cuando se trata de los sistemas de salud. Algunas cifras que develan esta problemática son las que brindan el CONEVAL y el INEGI: en 2022, 50.4 millones de mexicanos no tenían acceso a la salud; de los más jóvenes, solo 1 de cada 4 podía acceder a servicios médicos, y en cuanto a mujeres, solo 2 de cada 5 que trabajan en la formalidad.
Además, entre 2018 y 2022, el gasto en salud para las familias mexicanas se incrementó un 30.9%, esto a raíz de la pandemia y otros aspectos que han influenciado en el encarecimiento, deterioro e inaccesibilidad de los servicios de salud en México.
Sin embargo, para el Mtro. Mario Patrón Sánchez, Rector de la IBERO Puebla, este panorama puede cambiar gracias al desarrollo tecnológico, que, si se sitúa en el contexto actual y lo atiende con base en los estamentos nacionales e internacionales del derecho a la salud, puede ser un fuerte aliado para mejorar la calidad de vida de la ciudadanía.
“Una innovación tecnológica comprometida con el derecho a la salud, estará comprometida con la justicia”: Mtro. Mario Patrón
“El derecho a la salud es lo que se llama, técnicamente, un derecho llave. Es un derecho posibilitador de otros, y también necesita de otros derechos para su realización”, explicó el titular de Rectoría en el XIV Congreso Nacional y IV Congreso Internacional de Tecnología Aplicada a Ciencias de la Salud, celebrado en la Universidad Jesuita.
El derecho a la salud está presente en el primer y cuarto artículos constitucional, en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y en el Protocolo de San Salvador. En todos estos estamentos se detalla que esta garantía debe cumplir principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad.
Además, es fundamental que el derecho a la salud sea disponible, accesible, aceptable y de calidad. Cualquier servicio relacionado a la salud debe cumplir con estos elementos, ya que “la realización del derecho a la salud impacta en el buen vivir. Es una conjunción de derechos en donde es llave la salud, pero está asociado con alimentación, educación, medioambiente sano… que son derechos posibilitadores de condiciones básicas para para el desarrollo”.
Es ahí donde la tecnología juega un papel clave. “La innovación tecnológica, más allá de las pautas propiamente asociadas con el mercado, es una gran aliada del derecho a la salud, pues de alguna manera ayuda a asegurar la accesibilidad, la disponibilidad y la calidad”, aseguró Patrón Sánchez.
Para ello, el Estado debe garantizar el desarrollo tecnológico en cualquier país con al menos el 1% del PIB. Sin embargo, en México apenas se destina un 0.5% a este aspecto. El debilitamiento presupuestal ha supuesto una disminución en las capacidades de investigación, innovación y desarrollo tecnológico. Por ello, se hace urgente la intervención y regulación en este aspecto.
Como una universidad jesuita encomendada a la Compañía de Jesús, el Mtro. Mario Patrón afirmó que la labor que se realiza al interior de las aulas de la IBERO Puebla es fundamental para que el derecho a la salud sea una realidad para todas y todos. “Nuestra idea es que los avances tecnológicos sean accesibles y adaptados a las condiciones específicas de cada lugar”, detalló.