En los comicios del domingo no solamente fueron derrotados líderes y candidatos del Prian, sino también hubo perdedores dentro de la 4T, que son personajes que quedaron relegados de las campañas electorales de los ámbitos local y federal. Entre ellos destacan tres figuras: Ignacio Mier Velazco, quien vio frustrado su intento de ser gobernador de Puebla; Fernando Manzanilla Prieto que buscó jugar en dos bandos contrarios, el de Morena y el PAN, para terminar ignorado en ambas fuerzas políticas; así como Julio Miguel Huerta Gómez, que pasó de ser uno de los principales operadores políticos de Morena a ser “borrado” en los proyectos de búsqueda de votos.
Mier logró obtener un escaño en el Senado, no porque haya ganado la voluntad de miles de electores, pues casi no hizo campaña electoral, sino fue beneficiado por el llamado a votar “6 de 6” y la ola nacional de la 4T, que en Puebla le generó más de 2 millones de sufragios a la aspirante presidencial Claudia Sheinbaum Pardo y esos mismos apoyos, en automático, se reflejaron a favor de la fórmula morenista de candidatos a senadores.
Fernando Manzanilla y Julio Huerta corren el riesgo de quedarse “en la banca”. El primero de ellos no tuvo participación en la campaña electoral de la 4T, pese a que fue nombrado como “asesor”.
Y el segundo de ellos, se podría quedar sin la diputación plurinominal que, se supone tenía asegurada, debido a que habrían ganado todos los aspirantes de la 4T a legisladores locales de mayoría y en ese escenario, a Morena ya no le tocarían posiciones de representación proporcional.
Mier no encajó ni aquí ni allá
Un hecho muy representativo es que el domingo en la noche, poco antes de las 20 horas, el ganador de la contienda a gobernador, Alejandro Armenta Mier, apareció ante la prensa para anunciar el triunfo electoral de la 4T. El llamado “carro completo”, pues se ganó en todas las elecciones: la de la Presidencia de la República, la de senadores y diputados federales, la del titular del Poder Ejecutivo de Puebla, la del Congreso local y las alcaldías más importantes, empezando por la capital.
Armenta fue muy cuidadoso de que, en ese anuncio, estuviera junto a él un muy nutrido grupo de actores de la 4T, desde lo que tienen un liderazgo moral, los que fueron candidatos, voceros, organizadores, propagandistas y representantes de otras corrientes políticas.
Fue notorio que en algún momento el propio Armenta llamó, abrazó y colocó cerca de él a Rodrigo Abdala, quien fue delegado de Bienestar, como una muestra de afecto e inclusión. Y que estuviera a su izquierda Lizeth Sánchez, quien ocupa la segunda posición en la formula del Senado.
El único que no aparece en la fotografía del anuncio de la victoria es Ignacio Mier Velazco. Es el gran ausente.
No se sabe bien si no fue convocado al festejo o se negó a ir. O si estuvo presente, pero relegado de aparecer cerca del candidato triunfador en la gubernatura.
Mier aunque prometió muchas veces que iba a abonar a favor de la unidad de la 4T, luego de que fue derrotado por Armenta, su rival y su primo, en la lucha por la candidatura a gobernador de Puebla, en realidad el político oriundo de Tecamachalco “no movió un dedo” para hacer ganar votos a favor de la 4T.
A principios de abril amenazó con dejar la candidatura al Senado y al mismo tiempo, se sabía que había empezado a tener acercamientos con el PAN.
Ese ímpetu rebelde se apagó cuando le cedieron a un integrante de su grupo político, al ex priista Alejandro Barroso, la candidatura de Morena a edil de Tehuacán.
Y sobre todo se desinfló la figura de Mier cuando se desarticuló su equipo proselitista. Personajes de esa facción como Luis Antonio Godina, Francisco Ramos Montaño, Fernando Manzanilla Prieto y Enrique Doger Guerrero, entre otros, acabaron teniendo posiciones en la estructura de campaña de Alejandro Armenta.
A partir de esos dos episodios, que fue la desintegración de su equipo y la negociación de la candidatura de Barroso, Ignacio Mier “bajó la guardia”.
El político poblano regresó de tiempo completo a sus actividades de coordinador de Morena en la Cámara de Diputados y algunos días, hizo presencia en el estado para encabezar breves y deslucidos actos de campaña al Senado, sin la presencia de su compañera de fórmula Lizeth Sánchez.
El domingo hubo otro festejo más relevante, que fue en torno a la victoria de Claudia Sheinbaum, en el zócalo de la Ciudad de México. Ahí tampoco se le vio a Mier.
Es un secreto a voces que Ignacio Mier nunca ha sido del agrado de la próxima presidenta de México.
Ni con los azules ni con los marrones
Fernando Manzanilla Prieto, quien alguna vez fue el brazo derecho del ex gobernador Rafael Moreno Valle, dos veces secretario de Gobernación, coordinador parlamentario en San Lázaro y promotor de candidaturas independientes, desde hace ya un buen tiempo, no logra hilvanar un solo logro político.
Se dice que esa “mala suerte” que persigue a Manzanilla se debe a que nunca es leal a un partido o líder político, siempre antepone sus intereses personales; se ha convertido en un personaje que intriga, confronta y divide en donde se anota para formar parte de un proyecto; y donde siempre participa, acaba perdiendo.
La última empresa importante de Manzanilla fue el esfuerzo de convertir a Ignacio Mier en candidato de la 4T a la gubernatura de Puebla. Ese intento fue un rotundo fracaso.
Posterior a ello, fue incorporado como asesor al equipo de Alejandro Armenta. Ahí “lo congelaron”. Nunca tuvo una sola tarea relevante. Se trató de una estrategia para evitar que la facción de Ignacio Mier se pasara al frente del PRI, el PAN y el PRD.
En las últimas semanas de campaña, se dice que Manzanilla buscó sumarse a través de terceros a la campaña electoral de Mario Riestra Piña, el candidato del PAN a la alcaldía de Puebla.
Un panista llamado Miguel Abad habría sido el enlace entre Manzanilla y el equipo de Mario Riestra, supuestamente para que nadie se diera cuenta de esa relación.
Al final todo mundo supo que Manzanilla conspiraba contra la 4T y que nunca, acabó de ser aceptado del todo en el equipo de Riestra.
Por eso el domingo pasado, mientras toda la clase política inundaba sus redes sociales de mansajes político-electorales, Manzanilla se la pasó hablando de las bondades de hacer ejercicio y enseñando que un monje tibetano, es el hombre más feliz del planeta. Eso fue una muestra de que quedó excluido de todos lados.