Durante los últimos años, hemos sido testigos de la preocupación e investigación sobre el cambio climático y sus consecuencias para el planeta y la sociedad. Se ha hablado de sequías, la falta de agua, afectaciones a la salud, golpes de calor, problemas de sueño y salud mental, y la escasez de alimentos. Sin embargo, uno de los aspectos menos discutidos, pero igualmente significativo, es el impacto del calor en los materiales de construcción y la estabilidad de nuestros edificios, casas e infraestructuras, señalan académicos de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).
Estos cambios constantes de temperatura provocan variaciones en el comportamiento de los materiales utilizados en las edificaciones, afectando desde las calles y carreteras hasta los sistemas de riego y presas. Esto genera nuevos desafíos para los ingenieros civiles y es algo de lo que toda la sociedad debe estar consciente, señaló Pedro Luis Díaz Bermúdez, director de la Facultad de Ingeniería Civil de la UPAEP.
La afectación más visible y notoria es la expansión y contracción de los materiales. Las estructuras de concreto, acero y tabique, por ejemplo, son sensibles a las fluctuaciones de temperatura, expandiéndose con el calor y contrayéndose al enfriarse. Estos cambios pueden provocar fisuras y alteraciones en las propiedades mecánicas de los materiales, lo que puede derivar en filtraciones y otros problemas estructurales, acotó Díaz Bermúdez.
Un ejemplo claro de estos efectos se ve en las losas, donde las fisuras pueden permitir filtraciones si no están bien impermeabilizadas. La impermeabilización común con acrílicos, si no se realiza adecuadamente, no resiste bien estas expansiones y contracciones. Por ello, se recomienda el uso de mallas de refuerzo junto con el impermeabilizante o, mejor aún, impermeabilizantes termofusionados que ofrecen mayor resistencia, refirió el académico.
Otra recomendación es utilizar colores claros en los impermeabilizantes para reducir la absorción de calor. Los impermeabilizantes con gravilla de color blanco son preferibles, ya que ayudan a disminuir la temperatura interior de las casas, subrayó.
Mencionó que las altas temperaturas también pueden afectar los recubrimientos cerámicos, que pueden despegarse si no se usaron adhesivos adecuados, y las pinturas, que se degradan más rápido debido a la radiación ultravioleta, especialmente los colores oscuros.
Pedro Luis Díaz indicó que desde una perspectiva más ingenieril, las altas temperaturas pueden alterar las propiedades mecánicas de los materiales. Los cálculos estructurales se basan en propiedades específicas de los materiales, pero las temperaturas extremas pueden afectar estas propiedades, reduciendo la capacidad de carga de las estructuras y aumentando su vulnerabilidad ante fenómenos naturales.
Comentó que la erosión y degradación de los suelos debido a la pérdida de humedad por altas temperaturas puede causar asentamientos y fisuras en las construcciones, afectando incluso las instalaciones hidráulicas y sanitarias.
Por su parte, Daniel Dámazo Juárez, profesor de la Facultad de Ingeniería Civil de la UPAEP, asentó que con las consecuencias del cambio climático, debemos reconocer que este es una realidad que nos afecta a todos. Existen muchas patologías en las construcciones y es esencial darles mantenimiento con cierta frecuencia para mantenerlas en buen estado. De lo contrario, las consecuencias pueden ser críticas.
Manifestó que al igual que un ser humano necesita cuidados para mantenerse saludable, las estructuras requieren mantenimiento constante. Los códigos y reglamentos, así como la norma mexicana, establecen que la vida útil promedio de una estructura de concreto debe ser de 80 a 100 años, pero esto solo se cumple si están bien construidas y mantenidas. Hemos visto casos de estructuras que apenas tienen ocho años y ya presentan un deterioro significativo debido a la falta de mantenimiento.
Dijo que una de las áreas que absorbe una gran cantidad de calor son las azoteas, ya que reciben directamente los rayos solares. Por lo tanto, es crucial impermeabilizarlas y prepararlas adecuadamente. Una opción es darle una pendiente a la azotea con materiales ligeros como piedra pómez, tepetate o relleno fluido. Estos materiales son livianos y pueden absorber el calor, mejorando el confort interior.
En los muros, el uso de concreto ligero celular, que tiene un peso volumétrico significativamente menor debido a su alto contenido de aire, también puede ayudar a amortiguar los efectos del calor. Este tipo de concreto es térmico y puede reducir tanto el calor como el frío que atraviesan las paredes, proporcionando un ambiente interior más confortable.
Para las nuevas construcciones, es recomendable usar relleno fluido y concreto ligero celular. Estos materiales no solo absorben el calor, sino que también mejoran la durabilidad y confort de los edificios. Sin embargo, es necesario cambiar la mentalidad y optar por procesos constructivos industrializados para aprovechar al máximo estas ventajas.
Otro punto importante es el tipo de pavimentos que utilizamos. Los pavimentos de asfalto, siendo orgánicos, se degradan rápidamente y retienen mucho calor. En comparación, los pavimentos de concreto hidráulico son más duraderos y absorben menos calor, lo que ayuda a reducir la formación de islas de calor en las ciudades. Además, requieren menos mantenimiento y, aunque ocasionalmente se puedan agrietar, son más fáciles de reparar a largo plazo.
El proceso de curado del concreto es fundamental para evitar el agrietamiento y asegurar la durabilidad de las estructuras. Este proceso, aunque sencillo, a menudo se omite, lo que resulta en pavimentos agrietados y menos duraderos, señaló Dámazo Juárez.
Los materiales adecuados y un buen mantenimiento son sinónimos de durabilidad y longevidad para nuestras estructuras. Planificar y ejecutar un mantenimiento preventivo es mucho más económico que enfrentar reparaciones costosas debido a la falta de cuidado, apuntó el académico.
El uso de materiales como el relleno fluido y el concreto ligero celular, junto con el adecuado mantenimiento y elección de pavimentos, puede mitigar los efectos del calor y mejorar la calidad de vida en nuestras viviendas.