Si fuéramos mal pensados, podríamos decir que qué bien le ha resultado a los estrategas políticos de Morena y la 4T el plan para equilibrar la balanza de escándalos ocurridos en torno al proceso electoral.
En solo una semana, las distintas fuerzas existentes en el cosmos confabularon para poner en la arena electoral recursos de apoyo para el candidato a gobernador de la coalición oficialista Sigamos Haciendo Historia, Alejandro Armenta Mier.
La aprehensión de Tania N, por la presunta comisión de delitos (muy) graves, y la revocación del amparo otorgado a José Juan Espinosa se sumaron en tiempo récord a la vinculación a proceso de Jesús Zaldívar, ocurrida dos meses atrás, lo que ha dado un arsenal de ataque al aspirante morenista que hasta hace unos días parecía conducirse indefenso al debate que se realizará el próximo domingo.
Tania N era candidata a diputada local suplente, pero no cualquier suplente.
Iba como sustituta eventual de la presidenta del Comité Directivo Estatal del PRI, Delfina Pozos, en la coalición opositora.
José Juan es (todavía) candidato a diputado federal del mismo bloque opositor.
Y Zaldívar es ni más ni menos que presidente del Comité Municipal del PAN en Puebla, además de aliado de todas las confianzas del candidato a alcalde Mario Riestra Piña.
Antes del domingo 4 de mayo, día de la detención de la ex candidata a diputada del partido tricolor, la artillería pesada estaba en posesión del aspirante a gobernador de la coalición opositora Mejor Rumbo para Puebla, Eduardo Rivera Pérez.
Las amenazas a Riestra Piña, la confirmación de Eukid Castañón como operador político de la 4T y la agresión a las vecinas de Rivera Pérez daban coherencia a las acusaciones vertidas en contra del partido en el gobierno, al que se le señalaba (y se le señala) de beneficiarse de una “operación de Estado” para ganar el proceso electoral.
Esos tres acontecimientos parecían inmejorables para usar en el debate, agregados a un recurso añejo con el que también contaba (o cuenta) la oposición para torpedear a Armenta: su relación del pasado con el exgobernador Mario Marín Torres.
En el cuarto de guerra del candidato panista se expresaba optimismo gracias a la disposición de todos esos temas.
Entre sus integrantes se armaban escenarios para utilizar, uno por uno, los señalamientos en contra de Armenta, desde su pasado marinista hasta el allanamiento al fraccionamiento de Rivera como prueba del uso de la fuerza y la violencia como instrumento para infundir temor.
La filtración del audio con Castañón como protagonista iba a ser el testimonio probatorio.
Es muy posible que Eduardo Rivera recurra todavía a esos recursos, pero no es difícil prever que carecerán de la efectividad prevista debido a los hechos ocurridos en la última semana.
Los casos de Tania N, José Juan y “Chucho” Zaldívar son las nuevas cartas de Armenta, que se sumarán al uso de la concesión del agua potable, otorgada por un Congreso panista en septiembre de 2013, para defenderse y contraatacar.
El debate se ha equilibrado.
Rivera dirá que su oponente y Morena son promotores de la violencia.
Armenta responderá que su rival y el PRIANRD postulan a delincuentes.
¿Quién de los dos ganará?
Quizá, el que se atreva a hacer un mayor uso de estos recursos y el que sea más convincente a la hora de hacerlo.
P.D. Eduardo Rivera tendrá que lidiar, además, con los embates de Fernando Morales Martínez, el candidato de Movimiento Ciudadano que sigilosamente apoya a la 4T.