Lo más preocupante de lo ocurrido la noche del sábado en el fraccionamiento de 5 o 6 casas de la zona de Zavaleta donde vive el candidato del PAN a la gubernatura de Puebla, Eduardo Rivera Pérez, acción en la que tres de sus vecinas fueron golpeadas, es que el proceso electoral se ha enrarecido por lamentables hechos de violencia.
El móvil de la irrupción de dos o cuatro personas al conjunto donde vive el expresidente municipal de Puebla, en la calle de Cañada, y las amenazas que a éstas les hicieron, en el sentido de que recibirían a Eduardo Rivera con un plomazo en la cabeza, no está del todo claro.
Lo que sí es cierto es que una madre y dos de sus hijas que viven en la casa contigua a la del abanderado de la coalición Mejor Rumbo para Puebla fueron golpeadas, y también que dos personas vinculadas con tales hechos —una colombiana y un sujeto de la Ciudad de México— fueron detenidas y presentadas a la Policía Municipal y a la Fiscalía General del Estado como presuntos responsables de los delitos de robo, amenazas, lesiones y allanamiento.
Rivera Pérez declaró que los delincuentes irrumpieron en el fraccionamiento preguntando por él, y fuentes del gobierno del estado sostienen que en realidad una de las vecinas le dijo a los maleantes que si no sabían que ahí vivía el expresidente municipal, a lo que uno de ellos respondió: aquí lo recibiremos con un plomazo en la cabeza.
Independientemente de cuál sea la versión real, el suceso ocurrido en la víspera de la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador para encabezar el desfile y los festejos por el 5 de Mayo, enrareció el ambiente electoral.
Ciertamente podría tratarse de un asalto cometido por improvisados delincuentes, resultado de la inseguridad que se vive en la ciudad y en otros municipios del estado, pero tampoco puede descartarse que se trate de una amenaza o advertencia política, pues ese era el estilo de Eukid Castañón Herrera, quien —según audios difundidos por Latinus— hoy está de regreso como operador de los candidatos de Morena a la gubernatura y presidencia municipal de Puebla, Alejandro Armenta y Pepe Chedraui.
Sin importar cuál sea el móvil que llevó a los dos —o cuatro sujetos— a irrumpir en la casa de la vecina del candidato del PAN a la gubernatura, el hecho es lamentable por la sensación de inseguridad que genera y por la percepción de que en Puebla las elecciones podrían tornarse violentas.
Lo anterior no ayuda a la coalición opositora, que necesita que la gente salga a votar masivamente, pero tampoco a los candidatos de Sigamos Haciendo Historia, que requieren movilizar a sus simpatizantes a las urnas para lograr los 2 millones de votos que prometieron a su dirigencia nacional y a la candidata presidencial, Claudia Sheinbaum.
Y porque lo más probable es que éste sea el tema que domine el único debate de candidatos a la gubernatura del próximo domingo 12 de mayo, a las 17:00 horas, en el Complejo Cultural Universitario.
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