Si Eukid Castañón era o es parte del ejército político que trabaja para los principales candidatos de Morena y la 4T en esta elección, solo era cuestión de tiempo para que un inconforme con sus prácticas o aliado del bloque opositor lo grabara y exhibiera de manera pública, como ayer ocurrió.
La revelación hecha a través del portal Latinus, un audio atribuido al operador electoral recién salido de prisión en el que informa de su vínculo con los candidatos Alejandro Armenta y José Chedraui a un grupo de líderes religiosos presuntamente reunidos en el restaurante Casareyna, el pasado 22 de abril, agitó el ya de por sí alebrestado ambiente político de Puebla.
Curiosamente, por parte de Morena hubo solo un intento fallido, y muy próximo a la primera divulgación del audio, que pretendió llevar el caso al terreno de la inteligencia artificial, para asegurar que se trataba de un montaje elaborado por artesanos de la alta tecnología y desacreditar el contenido de las palabras en apariencia vertidas por Castañón.
Nadie más siguió esa ruta, sin embargo, y al paso de unas cuantas horas la percepción que le otorgaba veracidad al audio ganó terreno hasta imponerse.
La viuda de Miguel Barbosa, Rosario Orozco, candidata a diputada federal por el distrito 15, fue pieza importante para la formación de opinión.
Al reprocharle a Castañón, por medio de una carta pública, los comentarios expresados en contra de su esposo, fallecido el 13 de diciembre de 2022, dio por verdadero el cónclave sostenido con los representantes de las iglesias cristianas y lo que ahí dentro se dijo.
Quizá influyó también la imposibilidad de creer todavía en las capacidades de la inteligencia artificial para copiar no solo la voz de una persona, sino para calcar además su entonación, sus pausas, sus muletillas y, en un caso extremo de eficiencia, hasta su habitual presunción.
Pasado el mediodía del jueves, Armenta y Chedraui ya habían vuelto a negar la participación del otrora operador morenovallista en sus equipos de campaña, en tanto que los candidatos de la oposición, liderados por Eduardo Rivera y Mario Riestra, ya habían realizado una conferencia de prensa para anunciar la presentación de denuncias penales en contra del personaje.
Mientras eso sucedía frente a las cámaras y los micrófonos de los reporteros, en el bando de Morena y la 4T, en corto, se hacían conjeturas tendientes a minimizar el impacto del golpe recibido.
Para los morenistas, la filtración no tendrá repercusión alguna entre los votantes, por lo que acordaron mostrarse serenos cada vez que un periodista pregunte al respecto y mantenerse relajados hasta que el asunto se desvanezca por desgaste natural y quede fuera de la agenda.
Justo a este punto es al que había que llegar.
Los candidatos de la oposición, principalmente los panistas Eduardo Rivera y Mario Riestra, estuvieron a la caza de la evidencia que confirmara sus acusaciones en contra de Castañón y parece que la encontraron.
La pregunta que ahora ronda en el aire tiene que ver con los beneficios electorales que conseguirán debido a ello.
Si los ciudadanos difícilmente saben quiénes son los candidatos que compiten por los distintos cargos en disputa dentro de su demarcación electoral, menos van a saber quién es Eukid Castañón y a conocer la lista de atrocidades que se le atribuyen entre los integrantes de la clase política y el círculo rojo.
Las denuncias asoman como un recurso jurídico que puede sumar para impugnar la elección, inmediatamente después del domingo 2 de junio, y llevar la contienda hasta los tribunales.
En el cuarto de guerra opositor, empero, no era lo que se buscaba en un principio.
Allá se quería asestar un golpe a la credibilidad moral de los candidatos oficialistas para restarles simpatías entre los votantes y mermar sus posibilidades de ganar la elección.
El problema vuelve a ser la dificultad de indignar a los eventuales electores por los presumibles nexos de Castañón con los candidatos de Morena y la 4T, cuando la mayoría de esos ciudadanos carece de referencias –tanto negativas como positivas– del exdiputado local y federal, que tuvo sus momentos de máximo encumbramiento en el periodo de Rafael Moreno Valle.