El neerlandés Max Verstappen (Red Bull) empezó la temporada en Bahréin de la misma manera que acabó el año pasado en Abu Dabi: persistiendo en su hábito de dominar la parrilla de la Fórmula Uno y consiguiendo el primer triunfo de una temporada que el español Carlos Sainz (Ferrari) inició subiendo al tercer escalón del podio.
El tricampeón del mundo, que persigue su cuarta corona, superó al mexicano Sergio ‘Checo’ Pérez (Red Bull), que terminó segundo a más de 22 segundos de su compañero, mientras que el español Fernando Alonso (Aston Martin) finalizó noveno, en una carrera en la que se vio que la escudería británica aún tiene mucho margen de mejora en carrera.
A Verstappen, que salía primero, le bastó con una vuelta para sacar el rodillo, evitar que el monegasco Charles Leclerc (Ferrari) tuviera acceso al DRS y empezar a hacer trizas el sueño de los otros diecinueve pilotos de la parrilla, que observaron desde la pista la superioridad de un insaciable ‘Mad Max’.
Leclerc, que terminó cuarto y que fue de menos a más en la carrera, se tiró al exterior de la primera curva después de que el neerlandés se protegiera tras una buena salida del monegasco, pero el tricampeón del mundo demostró que, teniendo el interior, iba a ser imposible pasar al Red Bull, que, por si alguien dudaba de su ritmo, también terminó con la vuelta rápida de carrera.
De hecho, el monegasco tuvo que frenar para no chocar contra el neerlandés, lo que propició que pilotos como Pérez y sobre todo Fernando Alonso tuvieran que frenar y cejaran en su empeño de adelantar posiciones. Le ocurrió al asturiano, que ya no pudo adelantar a Sainz y que se vio relegado a una lucha contra los McLaren que perdería pocas vueltas después.