Lo ocurrido con el terreno que José Yitani Maccise gestionó del gobernador Melquiades Morales Flores hace más de 20 años, para la construcción de lo que sería un complejo empresarial que albergaría las oficinas de las principales cámaras y organismos de la iniciativa privada, así como bancos, salas de exposiciones, salones de eventos y un auditorio, es un fiel reflejo la decadencia y crisis que hoy viven las representaciones empresariales de Puebla.
Así como el predio de 2 hectáreas o 20 mil metros cuadrados donado por el Gobierno del estado al Consejo Coordinador Empresarial (CCE) de Puebla se hizo chiquito, al paso de dos décadas, así también se redujo el tamaño, la representación y el peso político de los principales presidentes de cámaras y asociaciones empresariales.
Hoy muchos de estos, comenzado por el organismo cúpula de la iniciativa privada poblana, el Consejo Coordinador Empresarial y las Cámaras de Comercio, Industria y Servicios, sobreviven con escasos socios y contados recursos, pues desde que se modificó la Ley de Cámaras y la afiliación dejó de ser obligatoria sus cuotas e ingresos disminuyeron, y sus servicios de representación, asesoría y acompañamiento casi desaparecieron.
A la par, los empresarios más prominentes o destacados se alejaron de los organismos y dejaron la representación de estos a sus gerentes o mandos intermedios, que terminaron convirtiéndose en una especie de políticos empresariales más preocupados por sus intereses particulares o partidistas, que por ser los portavoces, delegados, emisarios y enviados de su gremio ante distintas instancias gubernamentales, políticas y sociales.
Y eso se refleja en las sedes de cada cámara que por lo general operan en oficinas rentadas, descuidadas o viejas, como las que existen en el llamado Edificio Empresarial de la avenida Reforma 2704, que alberga al CCE, la Cámara de Comercio, Servicios y Turismo( Canaco), la Cámara de Comercio en Pequeño (Canacope), y las delegaciones de Canacintra y Canirac.
Cuando entre finales de 2001 y principios de 2002 se anunció que por las gestiones del presidente saliente del CCE Puebla, José Yitani Maccise, el gobierno de Melquiades Morales Flores donaría un predio de 20 mil metros cuadrados en la Reserva Territorial Atlixcáyotl con una plusvalía impresionante, las campanas se han echaron a vuelo.
Las dos hectáreas se localizaban sobre la avenida Cúmulo de Virgo, junto al predio de lo que hoy es el Hospital Ángeles. El empresario Eduardo García Migoya, de la Asociación y la Cámara Textil, había esbozado la posibilidad de un crédito con Bancomer para financiar el complejo que además de oficinas incluiría locales para bancos y comercios, así como un auditorio, salas de exposición y salones para eventos.
Pero el sucesor de Pepe Yitani no fue Eduardo García Migoya sino Luis Regordosa Valenciana, en cuyo periodo se escrituró el terreno. A don Luis Regordosa lo sucedió Juan José Rodríguez Posada y estos, en lugar de seguir con el proyecto inicial, le entregaron en comodato una parte del inmueble a la UPAEP, que instaló ahí una incubadora de negocios sin mucho éxito.
Con Luis Rodríguez Fernández y Gabriel Huerta Ortega al frente del CCE el proyecto no caminó, prácticamente se olvidó, por lo que el gobernador Rafael Moreno Valle se dio a la tarea de recuperar algunos predios como el de Valle Fantástico, que se entregó al empresario Ricardo Henaine Mezher para realizar ahí un parque de diversiones como el de Chapultepec de la Ciudad de México.
El terreno del CCE tuvo en la administración de Moreno Valle un primer recorte. El director del Fideicomiso de la Reserva Territorial Atlixcayotl-Quetzalcóatl, Pedro Plaza Montaño, operó ese ajuste advirtiendo a los directivos del Consejo que el inmueble no estaba cumpliendo los objetivos de la donación, pues estaba siendo utilizado por la UPAEP para otras actividades.
Como consecuencia de ese incumplimiento, el gobierno morenovallista recuperó 8 mil metros cuadrados.
Llegó a la presidencia del CCE, Fernando Treviño Núnez, quien entró en tratos con la constructora Bluecoin de Adolfo Ernesto Hernández Martínez, quien había desarrollado en Lomas de Angelópolis tres edificios de condominios Sonata Towers y el hotel Sonata.
Esta constructora ofreció edificar en 2016, en la transición de Fernando Treviño a Carlos Montiel Solana, las instalaciones del Consejo Coordinador Empresarial de 2 mil metros cuadrados en un complejo de usos mixtos que incluiría una plaza comercial y un complejo de oficinas y departamentos tipo el centro comercial Reforma 222 de la Ciudad de México.
El proyecto nunca se concretó. La constructora Blueicon se vió envuelta en denuncias de lavado de dinero y evasión fiscal, por lo que su representante legal tuvo que huir del país.
La administración de Luis Miguel Barbosa Huerta quiso recuperar lo que quedaba del inmueble y al final solo le dejó al CCE 2 mil metros cuadrados, es decir el 10% de la superficie original. El predio tiene 20 metros de frente sobre la avenida Cúmulo de Virgo por 100 de fondo, pero con un valor comercial de 52 millones 798 mil pesos.
El nuevo presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Héctor Alberto Sánchez Morales, negoció una permuta con el gobernador sustituto Sergio Salomón Céspedes Peregrina. Cedió este terreno de 2 mil metros cuadrados, para que se construya ahí la nueva sede de la Secretaría de Finanzas, por otro predio de 3 mil 500 metros en las inmediaciones de Ciudad Judicial.
Dicho inmueble se localiza en el número 2 del Quinto Retorno de la avenida Osa Menor de la Reserva Territorial Atlixcáyotl. El terreno cuesta casi 700 mil pesos menos, pero es mil 500 metros mayor en superficie.
La negociación sin duda es positiva para el CCE, pero el Gobierno debería ponerle un candado, fijando un plazo no mayor de cinco años a los futuros dirigentes del Consejo para que construyan el complejo empresarial a que se comprometieron, so pena de perder definitivamente esta donación de 52 millones de pesos.
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