A unas horas de que tres jóvenes de 14, 17 y 19 años fueron levantados y asesinados en el municipio de Acajete, el gobernador del estado de Puebla, Sergio Salomón Céspedes Peregrina, lamentó los hechos y exhortó a la Fiscalía General del Estado (FGE) a actuar con sensatez.
A la par, pidió no estigmatizar a las víctimas, quienes habían sido reportadas como desaparecidas desde la noche del sábado pasado.
Trascendió que los jóvenes fueron interceptados por personas que viajaban en un vehículo. Extraoficialmente, se dio a conocer que los adolescentes, dos hombres y una mujer, viajaban en motocicletas sobre la carretera federal Puebla-Tehuacán, provenientes de Tepeaca.
Pero en las inmediaciones de la gasolinera de la junta auxiliar San Jerónimo Ocotitlán, perteneciente a Acajete, se encontraba un retén falso, en donde habrían sido interceptados. Horas después, los cadáveres de dos de ellos fueron localizados en Tecali de Herrera.
En este sentido, el gobernador lamentó el asesinato de los jóvenes, lo cual calificó como una tragedia y pidió a las autoridades ministeriales ser cuidadosos en las investigaciones para no estigmatizar a las víctimas y que se actúe con sensatez, pero también con estricto apego a derecho.
“Sentimos la zozobra que ese tipo de tragedias genera en las familias cercanas y, desde luego, en las familias de los deudos (…) es una lástima que menores de edad pierdan la vida”, expresó el mandatario estatal.
Céspedes Peregrina pidió a los padres de familia de Puebla que estén atentos al comportamiento de los menores de edad, tras considerar que la paz y la tranquilidad de la sociedad es un asunto que corresponde a todos.
“Nosotros, como autoridad, asumimos nuestra responsabilidad y reiteramos el llamado a la ciudadanía y a las familias a que hagamos lo propio en conjunto y en coordinación”, señaló Céspedes Peregrina.
Los menores de edad cuyos cuerpos fueron hallados sin vida cerca de Tecali de Herrera se llamaban Guadalupe N. y Miguel Ángel N.; Gabriela N., de 19 años, fue encontrada sin vida cerca de la carretera federal Puebla-Ocotitlán, a la altura de San Jerónimo. Todos los cuerpos presentaban huellas de violencia.