Se cumple un año de aquella compleja semana de diciembre de 2022 en que súbitamente murió el gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta y en una rápida operación del Congreso local, se nombró a Sergio Salomón Céspedes Peregrina como mandatario sustituto. A 12 meses de distancia, se puede sintetizar el proceder del actual titular del Poder Ejecutivo con dos palabras: conciliación y tolerancia, lo que permitió despresurizar el ambiente político estatal que se había vuelto de mucha confrontación del Gobierno estatal con importantes actores de la vida pública de Puebla, incluso varios de ellos pese a ser importantes figuras de la 4T.
Sergio Céspedes logró en un año lo que no había podido hacer su antecesor en tres años: emprender proyectos de obras y transporte públicos; insertar el sistema de salud del estado al proyecto federal de modernización de este sector y, sobre todo, lograr una relación conciliatoria con todos los sectores de la población. Prácticamente, por ahora, no se percibe ningún conflicto del Poder Ejecutivo, ni siquiera con los partidos de oposición.
Un comportamiento que se reflejó en el cese del hostigamiento político, en unos casos, y en otros la persecución judicial, que había contra figuras que son parte de la 4T, como son José Juan Espinosa Torres, el exedil de San Pedro Cholula; de Melitón Lozano Pérez, el exalcalde de Izúcar de Matamoros y exsecretario de Educación; parcialmente de Abelardo Cuéllar, un importante defensor de derechos laborales y extitular de la cartera de Trabajo en el Gobierno estatal, y el líder magisterial y exsecretario de Movilidad y Trasporte, Guillermo Aréchiga Santamaría, que estuvo más de un año en la cárcel.
Y un quinto caso más, que no fue para nada del agrado de muchos actores políticos dentro y fuera de la 4T, que fue la liberación de Eukid Castañón Herrera, el exoperador político-electoral del morenovallismo.
Al final lo que se debe valorar es que el mandatario, pese a la manera improvisada en que llegó a emergentemente las riendas del Gobierno estatal, supo alinearse al humanismo mexicano del presidente Andrés Manuel López Obrador de no utilizar al poder público para reprimir y perseguir a los críticos, los disidentes y a los movimientos sociales.
Eso no quiere decir que la gestión de Sergio Salomón no tenga una lista de cuestionamientos y desaciertos. Por lo menos se pueden identificar tres conductas negativas de este corto periodo de gobierno, que serían las siguientes:
Primera: la excesiva presencia de personajes provenientes del PRI que han ocupado cargos claves en el Poder Ejecutivo, disminuyendo drásticamente la presencia de miembros de la 4T, pese a que es un gobierno emanado de Morena.
Segunda: a pesar del discurso oficial de que es una prioridad la seguridad pública, lo cierto es que la violencia tiene atemorizada a la población del estado. Las cifras del Inegi son claras: dos terceras partes de los habitantes sienten miedo en las calles de Puebla.
Tercera: la decisión de suprimir las vueltas a la izquierda en la Vía Atlixcáyotl se percibió en ciertos sectores de la población como un proyecto clasista que solamente beneficia a los propietarios de viviendas de los fraccionamientos más exclusivos de la capital y San Andrés Cholula, en detrimento de miles de usuarios a los que ahora se les dificulta el tránsito por esa importante avenida.
“Quiero una prensa libre”
Este miércoles Sergio Salomón Céspedes, previo a su primer informe de gobierno, se reunió con reporteros, columnistas, directores y propietarios de medios de comunicación. Fue un encuentro inusual, diferente, a los que tradicionalmente el titular del Poder Ejecutivo en turno tiene con la prensa.
Un primer aspecto que llamó la atención es que todo el tiempo se ponderó que no hay censura ni intención de controlar la línea editorial de los medios de comunicación poblanos.
Por lo general, a todos los gobiernos les gusta presumir el control que tienen sobre ciertos medios de comunicación. Ahora fue diferente. El mandatario se pronunció por lograr en Puebla una prensa crítica y libre, que no sea vocera de los poderes fácticos.
Incluso el secretario de Gobernación, Javier Aquino Limón, primero en tomar la palabra, conminó a los presentes a que si alguien tiene alguna denuncia por intentos de limitar la libertad de expresión, se acerque a él para atender las quejas.
Otro aspecto relevante es que Sergio Céspedes se sinceró y rindió una especie de reconocimiento a los reporteros de la fuente del Congreso y del Gobierno del estado, al reconocer que cuando llegó de Tepeaca –en donde fue alcalde en el trienio pasado– y se instaló en el Poder Legislativo, no estaba del todo preparado para esa función. El diálogo con reporteros alimentó su conocimiento de la realidad poblana.
Sin duda alguna, Sergio Salomón Céspedes ha demostrado tener un estilo personal que dista mucho del autoritarismo que se ha tenido en Puebla en los últimos 13 años de los gobiernos estatales.
El reto es que ese comportamiento lo mantenga y lo ensanche en los 10 meses que le quedan al frente del Poder Ejecutivo.