De los 10 o 12 aspirantes que seguramente se van a apuntar –a más tardar este miércoles– en el proceso interno de Morena para buscar la candidatura a la alcaldía de Puebla, solamente cinco de ellos entran en el radio de posibilidades de ganar la nominación. Aunque en términos reales, por ahora, quienes están polarizando la contienda son el diputado federal Alejandro Carvajal Hidalgo y el empresario textilero José Chedraui Budib, siendo el primero de ellos el rival a vencer.
Alejandro Carvajal se ha mantenido arriba en el índice de intención del voto en el municipio de Puebla en los últimos seis meses, no solamente entre los suspirantes de la 4T, sino también entre los panistas y priistas que buscan la postulación por la capital. Su labor como legislador federal en dos periodos consecutivos le ha permitido escalar en popularidad y que sea visto por la dirigencia nacional de Morena como el cuadro más fuerte, por ahora.
La irrupción –en junio pasado– de José Chedraui Budib buscando ser el próximo candidato de la 4T ha generado polémica y revivió un viejo debate en Morena, sobre la pertinencia de que el partido se abra a políticos provenientes del PRI que, en un pasado reciente, jugaban en contra del proyecto electoral de Andrés Manuel López Obrador.
Hasta ahora, en esa discusión, quien ha salido avante es Carvajal, por ser quien ha encabezado la férrea oposición a que Morena sea “invadido” por cuadros del PRI y eso le ha ayudado al diputado federal a afianzar un importante liderazgo en las bases de Morena.
Es notorio que el legislador esté claramente definido en esa posición, a diferencia de personajes como el regidor Leobardo Rodríguez; los legisladores locales Iván Herrera y Nora Merino; así como el secretario del Trabajo, Gabriel Biestro Medinilla, que literalmente fueron “chamaqueados” por José Chedraui que los invitó a una reunión, les tomó una foto y creó la idea de que los morenistas habían sucumbido a los encantos del empresario priista.
Chedraui ha sido impulsado bajo la idea, no del todo descabellada, de que sería una opción importante para contrarrestar al voto panista de la capital y llevarse a importantes núcleos de electores del PRI a sufragar por la 4T.
El problema del empresario textilero y quien fuera el jefe financiero de Enrique Peña Nieto, cuando fue candidato presidencial, es que ha demostrado ser un político bisoño, sin una idea de qué terreno está pisando.
No ha hecho el más mínimo esfuerzo de ganarse las simpatías de las bases obradoristas. No se le conoce ningún deslinde importante del PRI y mucho menos, algún guiño de simpatía hacia la 4T. Con esas condiciones, es difícil que avance.
Por eso mucho lo ven como el aspirante que quiere ganar por el poder de su dinero y de los grupos que lo apoyan, desde el Poder Ejecutivo estatal y desde ámbitos del PRI, como es la facción que encabeza el legislador local Jorge Estefan Chidiac.
Rivera, López, Cruz y Molina
En un segundo plano aparece la primera edil morenista de la capital, Claudia Rivera Vivanco, quien luego de quedar en el tercer lugar de la contienda de la 4T para buscar la candidatura a gobernador del estado, anunció que podría buscar la postulación en la capital, bajo la supuesta idea que se la ofreció el Partido de Regeneración Nacional.
Fuentes bien informadas desestiman que sea cierta esa versión, ya que se sabe que la secretaria general de Morena a nivel nacional, Citlalli Hernández, en varias ocasiones ha definido que las candidaturas a alcaldes de las capitales de los estados y los grandes centros urbanos del país se van a definir por el método de encuestas. Ahí las postulaciones estarían al margen de los acuerdos políticos.
La razón es muy clara y con mucha lógica electoral: en los centros urbanos más poblados, como es la capital del país, la ciudad de Puebla, los municipios mexiquenses conurbados a la CDMX; así como las zonas metropolitanas de Jalisco, Nuevo León, Querétaro y Mérida; son donde ha concentrado el llamado “voto anti-AMLO”. Por tanto, se tiene que mandar a esas plazas a los perfiles más competitivos y los más identificados con el movimiento obradorista. Tienen que ser personajes que garanticen la más alta asistencia a las urnas a su favor.
Claudia Rivera aparece como una contendiente, sin duda, con mucha popularidad en la capital, pero también con los negativos más altos de todos los aspirantes de Morena.
Solo hay que revisar las cifras: la morenista en 2018 le ganó al panista Eduardo Rivera Pérez por una diferencia de 89 mil 704 sufragios, lo que le permitió convertirse en alcaldesa de Puebla. Tres años más tarde, el político albiazul logró la revancha y evitó que Rivera Vivanco se reeligiera, al derrotarla con una diferencia de 189 mil 605 votos. Es decir, más del doble del primer resultado.
Con esos números, Claudia Rivera se convirtió en el (la) candidato (a) más vapuleado (a) en una contienda por la alcaldía de Puebla. En otros comicios la diferencia entre el primero y el segundo lugar nunca había rebasado los 100 mil votos.
Los otros dos aspirantes que se deben observar de cerca son: el empresario Alejandro Cruz, quien ha crecido de manera significativa en las encuestas.
Llamó la atención que fue uno de los poblanos que más se pudo acercar a Claudia Sheinbaum Pardo, el domingo pasado, durante su registro como precandidata presidencial. Esto luego de que ha sido uno de los aportantes económicos a las actividades proselitistas de la abanderada morenista.
Un quinto contendiente es José Antonio López Ruiz, quien es su calidad de exsubsecretario de Desarrollo Social estatal logró penetrar en los núcleos más populares de la población del municipio de Puebla.
Sin embargo, su popularidad no es lo suficientemente alta. El actual legislador local le apuesta a una posible negociación de su partido, el PT, para obtener en la Angelópolis una posición importante que le permita obtener los votos que le salven de perder su registro nacional en los comicios de 2024.
Otra figura a la que no se le debe quitar la vista es la regidora Elisa Molina, pues aunque su popularidad es muy baja, por un asunto de paridad de género se podría colar a la candidatura de Morena.
Su ventaja es que surgió de las bases de la 4T y no tiene los negativos de Claudia Rivera. De las mujeres que podrían buscar la postulación, es la mejor calificada, pues otras posibles aspirantes como la legisladora Nora Merino Escamilla y la exsecretaria de Economía, Olivia Salomón, no gozan del mínimo de simpatías electorales.