El crecimiento de Xóchitl Gálvez tiene preocupado a la mayoría de las corcholatas morenistas, es más, podríamos decir que, a todas menos a una.

Marcelo Ebrard Casaubón tiene claro que mientras más crezcan las simpatías y más firmas de respaldo sume Xóchitl Gálvez, más crecen sus posibilidades de ser el candidato presidencial.

El excanciller sabe que si continúa creciendo el Factor X como lo ha hecho en las últimas semanas, será mucho más importante que Morena apueste por un candidato competitivo, antes que por una candidata que no logra conectar con las masas.

El ejemplo reciente son las elecciones del Estado de México, donde ganó Delfina Gómez, la peor candidata que pudo seleccionar Morena, pero cuyo triunfo no estuvo tan holgado como lo habría estado con una candidata que tuviera menos negativos.

Esa lectura también la tiene el inquilino de Palacio Nacional. AMLO sabe que, si Xóchitl Gálvez se hace de la candidatura presidencial por el lado del Frente Opositor, él tendrá que dar un viraje y dejar fuera de las boletas a su delfina, Claudia Sheinbaum.

De lo contrario, el propio Andrés Manuel estaría dándose un balazo en el pie y complicando seriamente su sucesión.

De ahí que gente afín a Marcelo Ebrard podría estar en estos momentos apostando a la recolección de firmas para mantener el crecimiento de Gálvez y así darle más elementos al propio Andrés Manuel para decantarse por el rival más fuerte.

Y digo Andrés Manuel porque sabemos que la única encuesta que al final tomarán en cuenta los morenistas será la interpretación y los intereses de López Obrador, de ahí que la preocupación es justamente “llenarle el ojo” al presidente.

Las encuestas, como se sabe, son de quienes las pagan y es viable hacer que empaten con lo que desee el inquilino de Palacio Nacional en ese momento.

El desgaste de los ejércitos

Las fotografías y transmisiones en vivo más recientes de las corcholatas reflejan un normal, pero peligroso desgaste.

No sólo comienzan a decir cosas que reviven dolorosas heridas como las mentiras sobre que en México no faltaron camas para atender a los pacientes Covid durante los años de pandemia; o promesas que rayan en los límites de lo que permite la ley electoral, afirmando que se buscará que la pensión para adultos mayores se pague desde los 63 años.

Además de la voz sumamente desgastada y ronca, los ejércitos han comenzado a darse cuenta que toda la energía colocada, es sólo el arranque y que faltan meses para la primera selección y en su caso muchos más para la verdadera campaña.

Haberse metido de lleno a las precampañas (no oficiales) terminará por cobrarles las facturas. Los errores en logística y discursivos lejos de abonarles popularidad o adeptos, les restarán simpatías.

¿Cuántos puntos perderán por tratar de esquivar la ley y arrancar sus pre-pre-precampañas?

Veremos y diremos.