La noche en la que varios ladrones se metieron a la casa de Juan Pablo Piña Kurzcyn, en La Vista, hubo otras víctimas de robo.
La razón es simple: el cuerpo de seguridad del fraccionamiento más exclusivo de la zona metropolitana está rebasado.
La vigilancia interna es un fracaso.
No obstante, los más de cuatro mil pesos mensuales que pagan los habitantes de La Vista por temas como seguridad no se van a la basura.
Al contrario.
Sirven para que los dueños del fraccionamiento se llenen los bolsillos.
Eso sí: en cuanto algún automóvil rebasa los cuarenta kilómetros por hora –especificados en el manual del usuario- de inmediato se encienden las alertas y los focos rojos.
Las multas, en estos casos, no esperan.
Y más de mil pesos tienen que pagar por infracción los temibles violadores de la ley.
(Si es un visitante el infractor y no da tiempo de cobrarle, el feliz anfitrión se encargará de los pasivos).
Con diez años de experiencia, la empresa VIMA, que tiene entre sus clientes a La Vista, ofrece “proteger los bienes o propiedades tangibles e intangibles, contra robos, vandalismo, daños, destrucciones, sabotajes, robo intelectual o terrorismo”.
Esto, por supuesto, es una falsedad, pues no se percataron en su momento de los robos a las residencias citadas líneas arriba.
Y cuando lo hicieron, bloquearon la labor de los funcionarios del Ministerio Público que se apersonaron en el lugar.
Ahí sí se vieron responsables, vigilantes y atentos.
Estos mismos personajes fueron los que no se percataron de la presencia del “Pelacas” –presunto secuestrador de Diego Fernández y Cevallos- en La Vista.
Y si lo vieron, mejor lo ignoraron.
Su misión, nos queda claro, es otra.
Pero ni ellos mismos saben decodificarla.
Están ahí, sí, listos y a la espera de quienes manejen por encima de los cuarenta kilómetros por hora señalados.
Lo demás es lo de menos.
Y ni los más de cuatro mil pesos mensuales garantizan la seguridad de los habitantes.
Olvidaba decirlo: también están listos para reportar a los vecinos inconformes con la mediocre administración del fraccionamiento.
De ellos tienen sus fichas policiacas, sus perfiles de sociópatas y hasta uno que otro correo electrónico o mensaje de texto.
Su lema lo dice todo: “El lado humano es muy importante”.
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