En primera fila puede verse a Eliseo Zayas Jaén. Sonríe cuando Juan Manuel Oliva Martínez dice su nombre y le pide su ayuda para ganar en la elección de la presidencia nacional de este partido. “Hoy vengo a pedirles que ganemos, y no a cualquier costo. Vengo a decirle a Hilario, a Manzanilla, a Fraile, a Ana Tere a Juan Carlos a Eliseo que llegó el tiempo de que el PAN se ponga de pie en Puebla”.
El mensaje del exgoberador de Guanajuato ocurrió en su reciente visita a San Andrés Cholula, Puebla. Ante los militantes de la Organización del Yunque y panistas que no simpatizan con el jefe nacional de este partido, Gustavo Madero, Oliva pidió el apoyo para alcanzar la presidencia nacional.
Pero resulta destacable ante quién pidió ayuda. Ahí, sin haber cumplido siquiera el año fuera de prisión, estaba Eliseo Zayas, exalcalde de Acatzingo que fue encarcelado por el delito de obstrucción de la justicia, cuando auxilió en el escape a su escolta personal Rosendo Luis de Lima, quien habría asesinado a Natanael Maceda Torres, de 31 años de edad.
Este panista aplaudía y sonreía, y aplaudía más duro y ensanchaba más su sonrisa cuando Oliva decía en aquel sábado de hace dos semanas: “No más guión de la línea, no más guión de la cúpula, no más guión de unos cuantos”.
La presencia de Zayas Jaén no solo es simbólica por la perjudicada imagen del exalcalde, sino porque el oriundo de Acatzingo operó a favor de Josefina Vázquez Mota en la elección de 2012. Hoy, sin embargo, quienes fueran impulsores de la panista ya trabajan con el guanajuatense.
Algunos de los albiazules que ahora apoyarán a Oliva Ramírez y que laboraban con Josefina son Eduardo Rivera Pérez, Juan Carlos Mondragón Quintana, Ana Teresa Aranda Orozco, Marcelino León Ochoa y otros militantes del Yunque.
Una de las figuras que destaca por su apoyo a Oliva es Augusta Díaz de Rivera, quien fue la coordinadora de la campaña de Vázquez Mota en Puebla. Ahora trabaja también con el exmandatario guanajuatense quien en su gobierno se distinguió por sus políticas ultraconservadoras y de corte religioso.
Durante la gestión de Oliva, el gobierno de Guanajuato retiró del libro de texto gratuito de primero de secundaria las imágenes de los órganos sexuales.
La Procuraduría de Justicia del estado llevó a la cárcel a varias mujeres, a quienes acusó de homicidio en grado de parentesco por haber abortado en diferentes circunstancias.
Y el Congreso del estado —encabezado también por un yunquista— reformó la Constitución local para establecer la protección a la vida “desde el momento de la concepción”, para sustentar jurídicamente la criminalización del aborto.
En España, la Policía Nacional investiga al Yunque por posibles violaciones al artículo 22 de la Constitución, que prohíbe las sociedades secretas.
El Yunque, que se ha infiltrado de manera soterrada en el Partido Popular, escuelas y medios de comunicación, promueve una doctrina que incluye el rechazo a los homosexuales, a los migrantes y a los judíos, lo cual también viola la legislación española.
En México, el Yunque opera abiertamente. Controla totalmente el gobierno de Guanajuato y tiene representantes en gobiernos de otras entidades, como Jalisco, Morelos y Puebla.
Con todo y su oscurantismo, el Yunque llegó a las cúpulas del PAN, a través de Cecilia Romero, quien es secretaria general del CEN.