Por: Valentín Varillas/StatusPuebla
Un oscuro personaje dirige los destinos de la Dirección General de Fomento a la Equidad y Participación Ciudadana de la Secretaría de Educación Pública del estado.
Se trata de María Irene Ramírez Arjona, quien falsificó documentos de su historial escolar para desempeñar el cargo que hoy ostenta.
Por si fuera poco, quienes tienen la desgracia de padecerla diariamente en el ámbito laboral, deben soportar presiones, malos tratos y otro tipo de vejaciones.
Vamos por partes.
El certificado de Educación Secundaria de Ramírez Arjona presenta irregularidades importantes.
En lo que respecta al 2º y 3er grado, no aparecen antecedentes del alumno.
Además, los formatos vigentes en ese tiempo no corresponden a los documentos que oficialmente conforman su currícula escolar.
En 1982, año de la expedición dela constancia de estudios, los certificados se expedían en tamaño carta, y no oficio, como es el caso del de la funcionaria, quien en teoría cursó sus estudios en la Secundaria Federal Incorporada Centenario del Cinco de Mayo en Santa Ana Xalmimilulco, Puebla.
También contaban ya con número de folio, característica que no tiene el de Ramírez Arjona y en esa época, la SEP dejó de utilizar la clave ES-547-33 la cual sí aparece en el documento de marras.
Lo anterior no ha sido impedimento para que la servidora pública firme documentos oficiales ostentándose como “Profesora” y que al momento de aspirar al cargo le haya presentado a sus superiores una carta en donde presume haber concluido como pasante la Licenciatura en Derecho.
Eso no es todo, ya en el ejercicio de su cargo, Ramírez Arjona se ha caracterizado por su prepotencia, abuso de autoridad e insultos a sus subordinados.
Quienes tienen el valor de denunciar, enfrentan amenazas y presiones que van desde la aplicación de castigos como ser asignados a lugares remotos de la Sierra Norte, hasta el retiro de la plaza y la desaparición del nivel.
El encargado de transmitir y operar lo anterior es Palemón Cruz Guerra, Director de Educación Indígena de la dependencia e incondicional de María Irene.
En los tres años de esta administración, las denuncias contra la funcionaria han llegado hasta el escritorio de quienes han estado al frente de la SEP.
Hasta el momento, nadie les ha hecho caso.
Ni los ven, ni los oyen.
Ahora , con la llegada de un nuevo secretario, tienen la esperanza de ser por fin escuchados.
No saben que por desgracia, nada cambiará.
Y es que, oficialmente, al interior de la dependencia los demonios se han soltado.
Las historias son de antología.
Ya las leerá.
Al tiempo.
