“Quien incurre en acciones que dañan al PRI, simple y sencillamente tiene que irse”, sentenció Alberto Jiménez Merino, delegado del gobierno federal y uno de los perfiles que analiza el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del tricolor para entregar la dirigencia estatal del partido, quien aclaró que no es ningún “puritano” de la política y de ser necesario aplicaría la expulsión contra aquellos militantes que no sean capaces de probar su lealtad.
En entrevista con La Jornada de Oriente aseguró que las traiciones, así como el fuego amigo, son fáciles de detectar “porque la militancia sabe lo que hace cada quién” y “se ven bien claritos”.
No obstante, consideró que la principal aportación que podría dar al PRI es su capacidad conciliatoria, ya que él no tiene conflicto con ningún grupo interno, pese a los ataques mediáticos que recibió la última semana de líderes del Revolucionario Institucional, a quienes no quiso poner nombre ni apellido.
“No se trata de enfrentarse ni de ser el puritano ni el ave blanca que vuela sobre el pantano; se trata de incluir a todos (…) pero que se sometan a la reglamentación interna; a veces las leyes no nos gustan, pero los beneficios también van acompañados de obligaciones”, apuntó.
La entrevista con el delegado de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) se realizó ayer en un restaurante del Centro Histórico de Puebla, luego de que el encuentro se suspendió en dos ocasiones por un viaje inesperado del funcionario al DF, justo después de la visita de la secretaria general del PRI, Ivonne Ortega, a Puebla, así como una gira de trabajo a la Mixteca poblana.
Jiménez Merino fue el primero en llegar al encuentro. El ex diputado federal, que formó parte del gabinete de los últimos tres gobernadores priistas, mantuvo la formalidad de su encargo al optar por un traje gris y una camisa clara desabotonada en el cuello.
La charla se centró primero en un balance que dio sobre su primer año dentro de la Sagarpa. El delegado, ingeniero agrónomo de profesión y ex rector de la Universidad de Chapingo se mostró entusiasmado, detallando la construcción de huertos familiares, el proyecto de rescate del pez bagre y de las tareas de capacitación a campesinos.
Las actividades de la Sagarpa no pueden ser más ajenas a la disputa interna del PRI por la presidencia del Comité Directivo Estatal, la cual ya tiene cinco candidatos: la diputada federal Rocío García Olmedo, el líder de Movimiento Territorial Alberto Sánchez Barranco, el ex legislador Alberto González Morales, el primo del ex gobernador Melquiades Morales Flores, Jorge Morales Alducin, y Jiménez Merino.
Sin embargo, el funcionario federal puntualizó que él nunca levantó la mano ni se anotó en la contienda, sino que lo incorporaron por trascendidos que lo identificaron como candidato del CEN, situación que la dirigencia nacional no le ha confirmado.
Aseguró que esa versión fue suficiente para que algunos “inquietos” se preocuparan e iniciaran una campaña mediática en su contra, retomando acusaciones de presuntos vínculos con el crimen organizado que se ventilaron en la prensa en 2007, cuando él era diputado federal, y que nunca derivaron en acciones jurídicas en su contra.
“Con fuero o sin fuero estoy a disposición de la autoridad; sigo estando a disposición de la autoridad y de todos aquellos que tuvieron algo que demandar o reclamar”, expresó.
Jiménez Merino señaló que ese tipo de golpeteo es el que debe terminar en el PRI, tal como lo propuso el nuevo secretario regional del CEN, René Juárez Cisneros, a quien dio la bienvenida a Puebla y respaldó en su llamado al orden interno, pues a su parecer el partido debe meter un freno a la perversión de la política, al pragmatismo sin límite y la falta de lealtad.