En la cultura interna de Ibero Puebla son bien conocidos los llamados “gallineros”. El campus ubicado en la calzada Zaragoza fue el hogar de las primeras generaciones de estudiantes, profesores y administrativos que formaron parte de las carreras fundadoras. Una de ellas es la Licenciatura en Ingeniería Industrial, lanzada en 1987 como el primer programa académico de ciencias básicas.
Cinco años después, ya en la dirección actual en el bulevar del Niño Poblano, Ramiro Bernal Cuevas fue reclutado por su experiencia en Ibero Ciudad de México para contribuir al desarrollo de un posgrado en administración con enfoque ingenieril. Su llegada coincidió con la creación del Departamento de Ciencias e Ingenierías, nuevo hogar de industrial.
Enrique Villa Álvarez formó parte de las primeras generaciones que se vieron beneficiadas por el cambio administrativo. “En mi época, no se percibía a la Ibero Puebla como una universidad robusta para las ingenierías”, recuerda el que ingresara a Ingeniería Industrial en 1994.
En la actualidad, Ciencias e Ingenierías es el departamento con mayor oferta de licenciaturas (13) de la universidad y con la matrícula más robusta (1,100). Ramiro Bernal es director del departamento; Enrique Villa, coordinador de la licenciatura de la que egresó hace casi 25 años.
Ambos se encuentran con los ánimos a tope tras las celebraciones del 40 aniversario de Ingeniería Industrial y el 35 de Ciencias e Ingenierías, cuya conmemoración encontró su guinda en una carrera deportiva y un encuentro con una cuantiosa comunidad de egresados, entre quienes se encuentra Ximena Minor Martínez.
“Ha sido una experiencia increíble. Nunca sentí el ser mujer como un obstáculo”, recuerda con orgullo quien es también egresada de la preparatoria Ibero Tlaxcala. La joven recibió mucho apoyo por parte de las personas a su alrededor para estudiar una licenciatura que le permitió una doble titulación: hoy es ingeniera Industrial y en Logística. En todo caso, el mayor reto al que se enfrentó fue el mismo que ha tenido el planeta entero en guardia durante los últimos tres años.
Estaba en prácticas en Volkswagen y recuerdo que nos dijeron ‘Nos vemos en 15 días’. Nos dieron una despedida muy equis porque no pensábamos que fuera a durar tanto. Y de repente se empezó a prolongar y prolongar, y nos dijeron ‘Ya no van a regresar’”, comentó Ximena Minor.
Migrar a la educación en línea supuso un reto inesperado que fue sorteado de manera colaborativa por profesores y estudiantes. De manera paralela, la estudiante comenzó a buscar empleo aprovechando las bondades del teletrabajo. “Fue un gran cambio, pero son más cosas buenas que malas las que salieron de ahí”, concluye.
Pasado, presente y futuro
Enrique Villa compara su experiencia como coordinador a la que tuvo en sus días de universitario y reconoce las múltiples reacreditaciones que la carrera ha tenido. La principal diferencia se encuentra en la tecnología para aprender y ejercer la ingeniería industrial.
A nosotros nos tocaban máquinas y herramientas que no son ni por aproximación lo que tenemos ahora en el IDIT Ibero Puebla”, comentó Enrique Villa.
Ciencias e Ingenierías es un departamento innovador. Tal como Ramiro coordinó la creación de una maestría en los 90, el área ha dado origen a dos programas académicos replicados en muchas universidades del país: Ingeniería de Negocios e Ingeniería en Logística.
También se han redoblado esfuerzos para garantizar que el alumnado tenga contacto directo con la realidad. Más que un almacén de tecnología, el IDIT se ha convertido en un semillero de proyectos que combinan el emprendimiento de vanguardia con la incidencia social. Las últimas actualizaciones curriculares han estimulado la generación de proyectos desde los primeros semestres.
Del mismo modo, el departamento ha fortalecido el espacio de servicio social para promover la creación de proyectos de innovación frugal con el fin de que los estudiantes propongan soluciones tecnológicas a problemas específicos.
Cuando en el 92 éramos invisibles frente a la comunidad poblana, actualmente somos el mejor lugar para ser los mejores ingenieros que este país necesita”, sentencia Ramiro Bernal.
A través de iniciativas como el Premio Ada Byron a la Mujer Tecnóloga, el área ha fortalecido sus esfuerzos para lograr la igualdad sustantiva en materia de género. En los últimos cinco años, el porcentaje de mujeres ha pasado del 25% al 33%; carreras como Ingeniería Química ya lograron la paridad. De igual manera, el personal ingenieril cuenta con asesoría focalizada por parte de las instancias de prevención de violencias de la universidad.
La planta en la que trabaja Ximena Minor se dedica a la manufactura de piezas de vista para armadoras como Volkswagen, Audi y BMW. Su encomienda diaria consiste en interpretar la información técnica enviada por el área de Ingeniería y Proyectos para solicitar los materiales necesarios para trabajar.
Más allá de los conocimientos técnicos, la egresada rescata la importancia de las habilidades blandas como negociación y relaciones sociales. “Me han reconocido mucho el trato humano, y creo que viene gran parte de la Ibero Puebla. Para ser un buen profesional tienes que ser un buen ser humano”. La innovación con impacto social se construye en colectivo, sin importar si es en laboratorios de última generación o en “gallineros”.