Uno de los encuestadores qué más pifias tuvo en el pasado proceso electoral en Puebla fue José Zenteno, director de MAS DATA, quien tiene como lema en su cuenta de Twitter: “Me pagan por documentar realidades”.
(El hipócrita lector descubrirá líneas abajo que esto es absolutamente falso).
También suele presentarse como “investigador de percepciones y preferencias públicas”.
Esto sería real si nuestro personaje no tuviera una fila de clientes insatisfechos, algunos de los cuales han empezado —o están por hacerlo— a reclamar el dinero que le dieron por su trabajo.
Un personaje muy importante le encargó a Zenteno varias encuestas hace algunas semanas.
Zenteno expidió la factura con obscenos y nutridos ceros.
El trabajo de documentar la realidad inició.
El investigador de percepciones y preferencias públicas puso en marcha su maquinaria.
El importante cliente pagó la factura para estimularlo.
Los primeros resultados empezaron a caer como aguacates: limpios y ligeramente ovalados.
Las tendencias que manejó en un caso —el municipio de Zacatlán— favorecían ampliamente al candidato de Morena.
Idénticos casos se sucedieron en los sondeos de San Andrés Cholula y algunos distritos locales y electorales.
El importante cliente encargó nuevas encuestas con otras empresas en aras de tener una visión más clara del fenómeno electoral.
Los contrastes empezaron a darse desde temprana hora del día de los comicios.
Todo lo que Zenteno había jurado que ocurriría empezó a caer como frutos de zapote verde: prietos y jugosos.
La realidad documentada se pintó de ficción.
Y más cuando al final de la jornada los números contradecían absolutamente los pomposos estudios demoscópicos.
El investigador de percepciones y preferencias públicas inició el ritual de las justificaciones.
Otro ritual, el de los reclamos, creció como un árbol de chilacayote.
Los días siguientes algo se había perdido en esta trama: la realidad documentada por la que le pagaron al investigador de percepciones y preferencias públicas.
Eso sí: la percepción que se creó sobre él fue la de un inexacto documentalista de lo real.
Algo más trascendió en ese periodo: nuestro personaje había vendido sus encuestas a miembros de casi todos los partidos.
La misma encuesta pero con diferente cuchara.
Todo al gusto del generoso cliente.
Hoy por hoy, sin embargo, son varios los que han empezado —o están por hacerlo— a reclamar el dinero que le dieron por su trabajo.
Y hay severos manotazos en el escritorio.
Sobre todo del importante personaje que le contrató varias y nutridas encuestas.
¿Reelección o Crucifixión? En el ayuntamiento panista de Atlixco se vive como en una película de Buñuel: en un desbordado delirio surrealista.
Y es que dicen que el alcalde perdedor, Guillermo Velázquez, jura a diestra y siniestra que se preparen para la reelección.
Sobra decir que ante ese rumor vacuno, los empleados sólo aciertan a mirarse entre sí.
O ya no entienden lo que pasa o ya pasó lo que estaban entendiendo.
Hasta donde ellos saben, su alcalde ligado al Yunque perdió la elección ampliamente ante Ariadna Ayala, quien gobernará a partir del 15 de octubre.
Y eso borró de facto cualquier posibilidad de reelección.
Por eso es que se miran tan desconcertados cuando desde la oficina principal se escucha el grito de “¡hay que prepararnos para la reelección!”.
¿No será que en lugar de lo que creen que oyen el alcalde está diciendo “¡hay que prepararse para la crucifixión!”?
Es duda que tiene cara de Judas.
