En Atlixco la lucha por la presidencia municipal se encuentra muy cerrada entre los candidatos del PAN, Guillermo Velázquez Gutiérrez, y Ariadna Ayala Camarillo, de Morena, luego de que la segunda ha venido remontando de manera muy sorpresiva como resultado del imán que genera la marca partidista. Sin embargo, al final de la contienda han aparecido dos factores que le inyectan cierto grado de vulnerabilidad a la aspirante morenista: que estuvo ausente una semana de las campañas electorales y que se ha asomado a su lado como operador electoral, como financiero, el empresario inmobiliario Jesús Luévano Escalona.
En particular la irrupción de Luévano Escalona ha desconcertado a importantes cuadros de Morena en Atlixco, pues este personaje que irrumpió hace tres años intentando convertirse en candidato a edil de Atlixco, tiene dos antecedentes que no gustan:
Primero: que es un hombre estrechamente vinculado al morenovallista Fernando Manzanilla Prieto –ver fotos–, que siempre juega un doble papel, pues un día se dice leal al presidente Andrés Manuel López Obrador en su calidad de diputado federal del PES y otro día, es el principal detractor de la 4T y hace alianzas con facciones del PAN en contra del movimiento lopezobradorista.
Esa situación ha generado un clima de desconfianza hacia la aspirante de Morena, porque entonces pareciera que su candidatura en lugar de ser un esfuerzo para generar el primer gobierno de la 4T en Atlixco, es un proyecto para que Fernando Manzanilla extienda su radio de operación hacia ese región del estado, como parte de un esfuerzo global de crear una alianza opositora en 2024 al Partido de Regeneración Nacional para disputar la gubernatura de Puebla.
Segundo: Jesús Luévano Escalona llego a Atlixco luego de haber enfrentado fuertes conflictos inmobiliarios en Oaxaca y Tlaxcala.
Hace tres años, una vez que no consiguió la candidatura del movimiento lopezobradorista desapareció de la actividad político–electoral. Un comportamiento que se observó hasta el arranque de las actuales campañas electorales.
Desde hace varios días, el empresario se ha convertido en el operador electoral de cabecera de la candidata. No solamente supervisa las labores de las brigadas de proselitismo, sino también decide la agenda de actividades de la aspirante y es quien autoriza todos los gastos.
Eso no tendría nada de negativo, sino fuera porque su presencia ha significado desplazar a los cuadros de Morena de la campaña electoral.
Dicho de otra manera: Ariadna Ayala Camarillo es la candidata de la alianza Morena–PT, pero que hace campaña sin los líderes del PT–Morena.
Ese comportamiento es sin duda el costo de que Morena en lugar de elegir a un candidato con plena identidad con la 4T, se fijó en una aspirante surgida de las filas del PRI y de Antorcha Campesina, de la que nadie sabe hasta ahora públicamente quién decidió su postulación.
De ahí es que la impugnación en su contra, que la llevó a perder la candidatura por una semana, surgió del seno de Morena y del PT por el malestar de que su designación se dio al margen de los estatutos de ambos partidos.