Un perro salvó a una a niña de siete años de ser secuestrada. Aunque los hechos ocurrieron en noviembre pasado, se dieron a conocer luego de que los plagiarios fueron internados en el penal de Topo Chico el pasado fin de semana.
José Luis Escobar González, de 32 años de edad, alias El Aguacate y Ana María González Ramírez, de 40, son señalados como los presuntos responsables del hecho.
Ellos fueron consignados y quedaron a disposición del juez quinto de lo penal de Monterrey, quien les ha iniciado un proceso por los delitos de secuestro agravado y agrupación delictuosa.
De acuerdo con la versión de la familia, cuya identidad ha sido protegida con base en el nuevo Sistema Penal Acusatorio, El Aguacate entró al hogar de la menor con la intención de perpetrar el secuestro.
El ingreso del delincuente se dio por el área de lavandería, en donde forzó una puerta y se trasladó a la habitación de la niña, quien a esas horas descansaba.
Entonces, el presunto plagiario la tomó y se dirigió hacia la salida, pero la menor despertó y comenzó a llorar.
La vivienda de la familia se ubica en el poblado El Álamo, en el municipio de Santiago, a 34 kilómetros de la capital de Nuevo León.
El perro de la familia Gufi, de la raza basset hound, de inmediato comenzó a ladrar al percatarse de la presencia del extraño; también comenzó a morderle las piernas.
Fue tal el escándalo que hizo Gufi que pronto los padres de la niña despertaron y se percataron de lo que sucedía en su vivienda. El intruso salió corriendo de la casa sin la niña.
Aunque la menor no pudo dar datos acerca de la persona que intentó llevársela, peritos de la Procuraduría General de Justicia de Nuevo León levantaron huellas en el domicilio y pudieron ubicar a la persona responsable.
Tras ser detenido, El Aguacate confesó que había estado espiando la casa de la familia desde un día anterior.
Junto con un cómplice, que únicamente identificó como El Comino, dijo que habían estado ocultos en un terreno baldío para observar los movimientos de los habitantes de la vivienda.
Finalmente, reconoció que su intención era secuestrar a la niña por encargo de González Ramírez, la otra inculpada, quien es su tía, para venderla a un hombre identificado como Carlos Manuel Peña Reyes, quien es hijo de un notario público del municipio de Linares.