En el 2010, cuando el ex gobernador Rafael Moreno Valle Rosas (RMV) derrotó al PRI y al sistema para logra meterse a Casa Puebla los ánimos y sus discursos eran muy parecidos a los de hoy, así es, a los de quienes mandan en Morena.
Incluso algunos de los ex aliados morenovallistas, como el ex candidato derrotado Luis Miguel Barbosa Huerta y el diputado José Juan Espinosa Torres, enarbolaron a cada momento la debacle tricolor.
Se sintieron orgullosos de haber logrado vencer a la corrupción, al grupo en el poder, a la mafia priista, a los responsables de proyectos inservibles (negocios personales) como La Célula.
Se tomaron selfies, se dejaron ver y se placearon por todos lados con RMV.
Celebraron con bombo y platillo el hecho de que el PRI, Mario Marín Torres y toda su corrupta palomilla hubieran caído, pues argumentaron que de esa forma los ciudadanos ahora sí podrían gozar de un mejor estado, de una mejor calidad de vida y de una economía a la altura de sus exigencias y necesidades.
La borrachera triunfalista les duró mucho tiempo.
Fueron meses de complicidad, de celebración, de negocios y de acuerdos para sacar raja de lo que se había logrado e impulsado en Puebla gracias a Rafael Moreno Valle.
Algo muy parecido a lo que le sucede a Morena en el estado y el resto del país.
Entonces, el morenovallismo empezó con su cacería de brujas y su venganza.
Cumplió su amenaza de ir por todos aquellos quienes habían cometido agravios en su contra, los mismos que criticaron y se opusieron a su poderío.
Esos que descalificaron al movimiento encabezado por RMV y su club de amigos.
Exactamente como sucede hoy con los líderes de Morena, quienes controlan y administran el Congreso del Estado y la LX Legislatura a punta de fregadazos e imposiciones.
El morenovallismo no fue nada complaciente y sí tajante a la hora de aplastar a sus críticos, a quienes persiguió y hasta encarceló para mostrar su poder y su furia.
Los priistas y el resto de la oposición agacharon la cabeza y corrieron temerosos a esconderse, sobre todo aquellos que no pactaron o acordaron con RMV.
El ex gobernador no tuvo piedad ni clemencia con sus detractores.
Hoy por hoy las cosas suceden exactamente al revés.
El verdugo y las víctimas sólo cambiaron de camiseta.
Los líderes de Morena tienen sed de venganza y ya advirtieron que van con todo por el morenovallismo, por su herencia política y en la administración pública.
Los morenos están enfocados en consumar una venganza al estilo del morenovallismo que a nadie conviene.
Y es que ¿Dónde quedaron los preceptos de Morena?
Tanto en Puebla como a nivel nacional.
El país está convulsionado, dividido, fragmentado y polarizado por la absurda venganza de Morena y de sus huestes.
Ni el mismísimo presidente electo del país, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), se salva de la crítica y de los vicios que provoca el poder.
Está haciendo lo mismo que hicieron los políticos dinosaurios, eso que tanto reprobó.
Morena y sus aliados están utilizando los mismos métodos y las mismas formas para castiga a sus opositores, esas formas a las que estuvieron sometidos los morenos desde hace por lo menos 12 años.
Castigan con el mismo garrote político y miden en forma desigual.
En Puebla, el Congreso del Estado es un caos.
El Poder Legislativo está convertido en un ring de lucha libre en el que todo mundo se mienta la madre, se grita, se amenaza, se burla, se carcajea y planea como derribar a su enemigo hasta incluso provocarle la muerte.
¿Es eso lo que nos merecemos los poblanos, los mexicanos?
¿Dónde está el partido y el líder de izquierda, revolucionario y democrático, por el que la mayoría de los ciudadanos votaron en los comicios pasados?
Es una pena que todo mundo este enfrentado y disgustado.
¿Hasta cuándo va a ser prioridad el dialogo y la cordura?
El morenovallismo está cosechando hoy lo que se sembró, así que tendrá que apechugar y recomponer sus acciones para tratar de limpiar los errores de su pasado.
Morena y su palomilla deberían ser más inteligentes y ser magnánimos para evitar que la historia política en Puebla se repita y los exhiba.
De lo contrario están destinados a seguir los mismos pasos.
Destinados a ser calificados y hasta enjuiciados por la opinión pública y por el resto de los mexicanos.
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