Cuitlatlán
Genoveva Huerta dio la espalda a los diputados del PAN para defender acuerdo personal que tiene con Gali Fayad
Por Fermín Alejandro García
La purga que se ha desatado contra los diputados locales del PAN por haber apoyado la última reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública del Estado de Puebla no es producto de ninguna traición o deslealtad de los legisladores hacia su partido, sino es consecuencia de las intrigas, la falta de oficio político y de arreglos oscuros que ha tejido la presidente del PAN en la entidad, Genoveva Huerta Villegas, quien le dio la espalda a sus representantes sociales a cambio de defender un turbio acuerdo con el exgobernador José Antonio Gali Fayad.
Oficialmente se ha dicho que la dirigencia nacional del PAN estudia sancionar a los diputados locales por haber actuado en contra de la directriz que el partido fijó en torno a la reforma a la Ley Orgánica del Poder Ejecutivo que ha propuesto Luis Miguel Barbosa Huerta, el gobernador electo. Esa acusación no tiene sustento por lo siguiente:
Desde hace mucho, prácticamente está rota la relación entre Genoveva Huerta y Mónica Rodríguez Della Vecchia, la coordinadora del grupo parlamentario del PAN, toda vez que la presidente del partido nunca tiene espacio en su agenda personal para recibir y discutir el trabajo legislativo de los 4 diputados locales del albiazul.
Para nadie es un secreto que Genoveva Huerta, quien llegó al cargo por una imposición de la fallecida Martha Érika Alonso Hidalgo, es una dirigente con un comportamiento errático que la hace estar alejada de las bases y los liderazgos del partido que dirige, entre ellos se encuentra los diputados locales que nunca pueden hablar con quien se supone lleva las riendas del Partido Acción Nacional.
A eso obedece que, cuando se presentó la iniciativa de reforma al gobierno del estado, los diputados locales del PAN tuvieran que analizar y tomar acuerdos sobre el tema sin la participación de Genoveva Huerta, quien siempre ha sido un personaje ausente del quehacer legislativo y nunca se ha interesado en analizar el voto de los representantes populares del panismo poblano.
Solo que ahora brotaron otros intereses. Esta es la historia:
El próximo gobernador de Puebla, Luis Miguel Barbosa Huerta, en días anteriores se reunió con todos los grupos parlamentarios para dialogar sobre el proyecto de reforma a la estructura orgánica del Poder Ejecutivo. Uno de esos encuentros fue con los cuatro integrantes de la fracción del PAN.
Los panistas fueron los más acuciosos en hacer observaciones al proyecto en cuestión, mismas que se tomaron en cuenta en las modificaciones finales que se le hicieron a la iniciativa. Lo relevante, es que ante el nuevo mandatario estatal, los diputados Nancy Jiménez, Raúl Espinoza, Oswaldo Jiménez y Mónica Rodríguez, dieron su aval para aprobar la reforma al Poder Ejecutivo.
Ese acuerd, no hubiera tenido mayor repercusión, si no hubiera brotado el escándalo de los 35 millones de pesos de fondos públicos que se le entregaron al exgobernador José Antonio Gali Fayad para organizar la última edición de Smart City Expo Latam.
Ante la falta de argumentos para justificar esa salida de fondos públicos a favor de Smart City, se dice que José Antonio Gali Fayad echó manos de dos recursos:
Primero: mandó a su sobrino, el diputado Oswaldo Jiménez, a pedir el apoyo de varios legisladores para que en el Congreso frenaran el escrutinio sobre la entrega de 35 millones de pesos del gobierno del estado a la organización de Smart City.
Segundo: Gali por conducto de Eduardo Alcántara –un panista que con el apoyo de la Secretaría General de Gobierno busca convertirse en el próximo presidente del PAN en la capital del estado– acordó con Genoveva Huerta convencer a los diputados albiazules de salir a la defensa del exgobernador.
Las dos estrategias fracasaron, por lo siguiente:
Oswaldo Jiménez buscó a los diputados Marcelo García Almaguer y Carlos Morales, entre otros, que antes eran aliados o parte del morenovallismo. Todos ellos dijeron que no estaban dispuestos a pelearse con Morena y defender una causa pérdida.
Y Genoveva Huerta aunque prometió frenar el escándalo de Smart City, no pudo hacer nada por el alejamiento que tiene con tres de cuatro legisladores albiazules.
La traición de Oswaldo JiménezAnte la impotencia de cumplirle a José Antonio Gali, la dirigente panista optó por defender sus propios intereses y darle la espalda a sus diputados. Por esa razón acusó a los legisladores, ente el CEN panista, de que habían desacatado las órdenes del Comité Directivo Estatal del PAN en el tema de la Ley Orgánica de la Administración Pública.
Y Oswaldo Jiménez, en el mismo tenor del comportamiento de Genoveva Huerta, traicionó a sus compañeros de bancada. Fue a decir a los órganos internos del PAN que no se obedeció al partido en el asunto de la mencionada reforma legislativa. Obviamente cambió su postura, para ahora decir que él nunca comprometió su voto en la reunión que los miembros de la bancada albiazul tuvieron con Luis Miguel Barbosa Huerta.
Genoveva Huerta haciendo gala de su falta de oficio político ha convertido una tormenta en un ciclón, pues lejos de buscar articular al PAN como una fuerza opositora fuerte, organizada y cohesionada, está abonando a expandir la crisis interna del Partido Acción Nacional, que lleva a esta agrupación a estar más dividida, confrontada y desarticulada.
Prueba de lo anterior, ocurrió lo siguiente: se emitió un supuesto comunicado de los diputados del PAN en el cual rechazan la reforma a la Ley Orgánica Municipal. Con el pequeño detalle, que la mayoría de los legisladores no participaron en su redacción y no sabían de su existencia. Salió de un escritorio de la dirigencia estatal del PAN. Algo inaudito: el falsificar la opinión de los diputados de Acción Nacional.