Fernando Morales Martínez se encuentra negociando su dimisión de la presidencia estatal del PRI y para lo cual, está presionando en el gobierno de transición de Enrique Peña Nieto para obtener la titularidad de delegación en Puebla de la Secretaría de Desarrollo Social, que le permita conseguir una salida decorosa del cargo –en donde enfrenta múltiples denostaciones– y seguir ocupando una posición importante dentro de los intereses del gobernador Rafael Moreno Valle Rosas.
Y de hecho la obtención de un cargo en el gobierno federal se ha convertido en su prioridad por encima de sus responsabilidades en el Comité Directivo Estatal del PRI, en donde solamente se presenta los lunes y martes, descuida las labores de organización, es mínima su comunicación con los legisladores locales y federales del tricolor, y en general, sigue confrontándose con las diferentes facciones del Revolucionario Institucional.
Sin contar que dicho instituto político lleva un largo periodo de crisis económica.
Sin embargo, aunque parezca que la permanencia de Fernando Morales en el PRI ya es insostenible, trascendió que en el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del tricolor se ha analizado la pertinencia de que siga en el cargo hasta que pasen los comicios locales de 2013.
El principal argumento para no sacar a Morales es que renovar la dirección del partido lo único que va a generar es una mayor división y confrontación entre los distintos grupos del PRI. Y no porque sea vea al actual presidente como un buen dirigente.
Se sabe que en el CEN se ha estudiado la posibilidad de que el hijo del ex gobernador Melquiades Morales se quede al frente del PRI hasta finales de 2013, se le postule como candidato plurinominal a diputado local y para enfrentar su falta de liderazgo, control y sensibilidad política, se le mande un delegado que sea experto en materia electoral, sea un hombre duro y dirija completamente la estrategia electoral durante la próxima contienda.
Dicho esquema no parece malo y sería una opción para la mayoría de los grupos del PRI que se sienten agraviados por la falta de atención de Morales Martínez, su descarada cercanía a los intereses del gobernador, su falta de pericia y desinterés por los problemas del tricolor.
El problema es que se ha empezado a especular que en el CEN ya se tiene en la mira a un posible delegado para Puebla y se trata de Fidel Herrera Beltrán, el ex gobernador de Veracruz, quien es un priista de larga trayectoria, experto en procesos electorales, con fama de ser un buen líder y de ser un excelente estratega.
Además, Fidel Herrera tiene mucha cercanía con los grupos de los ex gobernadores Mario Marín Torres y Melquiades Morales Flores, por lo que podría ser un factor de cohesión en el PRI, y sobre todo, de poner orden en el partido, pese a los conflictos que suele generar Fernando Morales Martínez.
Un tercer atributo es el hecho de que no sería un delegado débil ni ifluenciable, por lo que podría mostrarse distante y autónomo del gobernador Moreno Valle.
Pese a todo lo anterior, es deseable que ese rumor no se haga realidad. Ya que si algo caracterizó a Fidel Herrera es que durante su mandato como gobernador de Veracruz el crimen organizado entró a esa entidad, se asentó y convirtió a ese estados en uno de los territorios más inseguros no de México, sino del planeta.
Desde la época de Fidel hay una frase lapidaria que se repite en esa entidad: “Todo Veracruz es territorio Z”, en alusión al eslogan que utiliza Telcel.
Yo no sé cuál fue el grado de responsabilidad de Fidel Herrera para que su estado acabara controlado por el crimen organizado y en la actualidad la Marina sea la que prácticamente gobierna, ante la fuerza de la delincuencia.
Lo único que sé, es que no es deseable que alguien con esos antecedentes llegue a Puebla.
Por el bien de la tranquilidad del estado.
Del propio PRI.
Y de toda la ciudadanía.
Ojalá que en el Comité Ejecutivo Nacional del PRI se busquen otras opciones.
