En este sexenio, el actual gobierno ha convertido a Javier García Ramírez en un símbolo de la corrupción de la administración marinista, razón por la cual sufre una persecución judicial. Sin embargo, resulta contradictorio que hasta ahora no le han podido fincar procesos legales por la construcción de obras públicas. Y lo más extraño, que en la Secretaría de Infraestructura (SI), que encabeza Antonio Gali Fayad, laboran siete funcionarios que provienen del sexenio anterior, que eran parte del equipo de confianza de García Ramírez y ahora ocupan cargos claves.
Además, destaca el hecho de que las obras públicas emprendidas por la SI registran más vicios y atrasos, junto con costos más elevados que los observados cuando Javier García Ramírez fue el titular de la Secretaría Desarrollo Urbano y Obra Pública (Seduop), la cual en el presente sexenio se convirtió en la cartera de Infraestructura.
La explicación de la presencia de esos siete funcionarios tiene dos versiones:
1. Que con esos siete hombres de confianza de García Ramírez se hizo una negociación para que se quedaran laborando en la SI a cambio de brindar información, que generalmente estaba en el ámbito confidencial, contra el ex titular de la desaparecida Seduop.
2. Que ante la falta de personal competente en equipo de Gali Fayad se tuvo que recurrir a la gente de García Ramírez para sacar adelante varios aspectos relacionados con la supervisión de la obra pública.
Cualquiera que sea la explicación todo apunta a que han fracasado los propósitos que había con esos siete funcionarios, ya que no se ha podido proceder legalmente contra Javier García Ramírez por su papel como ex secretario de la Seduop, ni tampoco se ha podido mejorar la calidad de la obra pública relacionado con lo que se hizo en sexenios anteriores.
Dicho de otra manera, no funcionó la traición de esos siete personajes contra su ex jefe, quien se caracterizó por haberles dado empleo y cargos relevantes en la ex Secretaría de Obras Públicas.
Los personajes antes citados son:
1. Luis Gerardo Roldán Núñez, quien se desempeña en la secretaría particular del titular de la SI, Antonio Gali Fayad.
Llama la atención que Roldán Núñez ya había laborado en un puesto menor en la Seduop antes de la gestión de García Ramírez, pero cuando éste llegó a la secretaría lo incorporó al área de la Secretaría Privada. Es decir, lo ascendió.
Se sabe que al principio del sexenio Luis Gerardo Roldán viajó al sur de Estados Unidos con el propósito de visitar a quien fue su jefe inmediato, Ignacio Pérez Salazar –hermano de Gerardo, el ex secretario de Finanzas–, quien el sexenio pasado fue secretario privado de García Ramírez y desde que inició el actual gobierno se trasladó a la unión americana para realizar estudios de posgrado.
La intención del viaje –se comenta– fue investigar si Pérez Salazar tenía escondido a García Ramírez o si obtenía algún indicio sobre el paradero del ex secretario de Obras Públicas, quien enfrenta un proceso de enriquecimiento inexplicable.
Se dice que regresó con las manos vacías, ya que Ignacio Pérez Salazar se deslindó de Javier García Ramírez mucho antes de que iniciara el proceso legal contra el segundo de ellos.
2. Héctor Luciano Machorro López, quien es el jefe de Departamento de Laboratorio y antes era del área de Contraloría.
3. Filiberto Álvarez Quevedo, quien labora en el Departamento de Control de Obra Pública.
4. Didier Herrera Cervantes, quien está en el Departamento de Recursos Materiales.
5. Luis Alberto Aparicio de la Luz, quien es subdelegado de Contraloría, es decir, supervisa que haya una correcta aplicación de recursos públicos y se cumplan con los proyectos.
6. Miguel Ángel González Portillo en el sexenio pasado era el supervisor de obras de toda la confianza de García Ramírez, y ahora resulta que sigue haciendo lo mismo, es uno de los principales supervisores de Gali Fayad. Dicho de otra manera, este funcionario reporta directamente su trabajo con el titular de la SI.
7. Moisés Peña en el sexenio anterior era responsable de una parte del área Jurídica en la Seduop, en donde se seguían procesos contra empresas que incumplían los contratos o proyectos de obra pública. Ahora ocupa un cargo relevante en el Departamento de Contraloría.
Si se observa, todos los personajes antes citados han estado y siguen estando en áreas de supervisión, de control de calidad y cuidado del manejo de recursos económicos. De ellos depende que se detecten y sancionen anomalías o que las irregularidades sean solapadas.
Por tanto su información es valiosa, y por eso llama la atención que pese haber conseguido empleos con el nuevo gobierno la información que guardan no le permita al actual gobierno tener procesos legales firmes contra García Ramírez en su desempeño como servidor público.
Si así continúan las cosas, todo hace suponer que todo es cuestión de tiempo y García Ramírez podrá salir airoso de la persecución del gobierno morenovallista.
