Existen acontecimientos que han marcado el rumbo de la humanidad, aunque algunos tengan que ver con violencia extrema, sin que a la fecha las heridas hayan cicatrizado.
Concretamente, el ataque a las Torres Gemelas de Nueva York, ocurrido hace exactamente 11 años, es un capítulo en la historia tan imborrable como patético para todos los que fuimos testigos de esos atentados por televisión y más aún para quienes lo vivieron de cerca.
Gran número de inmigrantes de la Sierra Otomí-Tepehua, atestiguaron esos lamentables hechos terroristas.
Juan Vera Solís, originario del municipio de Huehuetla, relató que en agosto de 2001 salió de su terruño para cruzar la frontera norte.
Él, como muchos de sus paisanos, querían alcanzar el famoso Sueño Americano, y desafiaron todo tipo de adversidades para lograr su objetivo.
Luego de varios días, pisaron suelo norteamericano y peregrinando de un lado a otro; Vera y sus compañeros se establecieron en la ciudad de Nueva York.
Ahí encontró trabajo en un club privado.
“Laboré en la Yarda; en un inicio me fue bien, mis patrones eran buenas personas y quienes iban al club daban buenas propinas”, dijo.
Por las mañanas, cuando Juan iba rumbo al trabajo, pasaba cerca del World Trade Center y se quedaba maravillado por la estructura de este complejo.
De noche era un espectáculo ver las Torres Gemelas; dos días antes de los atentados, tuvo la oportunidad de subir, sólo para curiosear.
El martes 11 de septiembre de 2001, como todos los días, se preparó para ir al trabajo. La casa donde vivía con otros cuatro paisanos, estaba a escasas cinco cuadras de su centro de labor.
“La mañana estaba despejada, pero se percibía una tensa calma; yo me estaba lavando los dientes, cuando escuché un fuerte ruido; era el de un avión que se acercaba, pero se podía apreciar que volaba a muy baja altura”, refirió.
Vera dijo que se le hizo extraño, ya que nunca había visto volar un avión a tan baja altura. “¡Hasta los vidrios se cimbraron!”.
Sin embargo, no dieron tanta importancia a este hecho; pero minutos después, comenzaron a escucharse muchas sirenas.
“Algo grave pasó”, comentaron entre ellos.
Luego, a lo lejos desde su ventana, observaron una impresionante estela de humo.
Encendieron el televisor y se dieron cuenta de la magnitud del caso.
“Sentimos miedo, estábamos incrédulos, pero aún no sabíamos realmente lo que había ocurrido, ni los mismos conductores de las noticias tenían la certeza”.
Lo primero que imaginaron es que se trataba de un accidente aéreo.
Empero repentinamente por la televisión, vieron cómo un segundo avión impactó uno de los gigantescos edificios.
“No podíamos creer lo que estábamos viendo, por momentos parecía la escena de alguna película, pero era real”, comentó el entrevistado.
Aún con la impresión e ignorando lo que realmente había ocurrido, salieron con rumbo al trabajo, pero apenas caminaron una cuadra y se dieron cuenta que todas las calles estaban cerradas.
“Pasaban ambulancias, patrullas, camiones de bomberos. También vimos helicópteros volar a muy baja altura”, añadió.
El ataque a las Torres Gemelas había sido perpetrado, pero muchos habitantes de Manhattan, como Juan, aún no estaban enterados de este acto terrorista.
Sin embargo, las imágenes en vivo por diferentes televisoras fueron difundidas a todo el mundo.
Familiares de inmigrantes radicados en la región, tampoco daban crédito a lo ocurrido.
Muchas personas decían que era parte de la Apocalipsis, ya que así estaba profetizado en algunos textos bíblicos.
Juan Vera Solís fue uno de los tantos coterráneos que estuvo muy cerca del lugar, que después fue llamado la Zona Cero.
Por fortuna a la hora de los atentados, no estaba cerca de ahí.
Sin embargo, miles de inmigrantes no corrieron la misma suerte, ya que en el World Trade Center se desempeñaban en humildes actividades, como limpieza y mantenimiento.
El testimonio de Vera es como el de muchos que sueñan con el famoso Sueño Americano, pero que el 11 de septiembre de 2001 vivieron una terrible pesadilla.
