El Sindicato Independiente de Trabajadores de la Industria Automotriz de Volkswagen (Sitiavw) no es el mismo de la década de los ochenta, ni la sombra.
Un sindicato independiente no es aquel que tenga el campeonato de colocar banderas rojinegras o gaste más suela de zapatos en marchas por las calles.
La esencia de una organización gremial radica en su capacidad de proteger su autonomía y conservar los acuerdos horizontales para lograr los satisfactores propios de su naturaleza, adaptándose a los nuevos retos de la modernidad en las relaciones obrero patronal, derivado de la materia de su trabajo.
El sindicato de VW de hoy, dirigencia y afiliados, han renunciado a socializar los acuerdos y la conducción, uno porque no tiene el mínimo interés de que así suceda, y la mayoría, es una escalada de despolitización, no le exige.
Un sindicato como el de la Vokswagen, con una larga trayectoria en el sindicalismo independiente, se desdibuja en su democracia interna y con esas debilidades pretende entrar a la pelea por la titularidad del contrato colectivo de trabajo con la apertura de la planta de Audi.
Si la actual dirigencia sindical de Antonio Flores Trejo entendió mal el mensaje en torno a la “mediación” del gobernador Rafael Moreno Valle para la negociación salarial de agosto pasado para evitar un conflicto laboral que dañara la confirmación de Audi en Puebla, mal harían en dar por sentado que el consorcio alemán les concederá la administración del CCT.
Si con la dirigencia del Sitiavw existían los valores entendidos en torno a tejer fino con el gobierno estatal y federal para obtener la titularidad del contrato colectivo, hacen mal si de entrada le meten ruido al anunciar una pugna inexistente con sindicatos de la CTM, que en el bajío tendrá influencia en el sector, pero en el estado no tiene un menor dominio.
De las centrales obreras con mayor presencia en la industria automotriz y de autopartes son los agrupados en el FROC-CROC de los hermanos Sánchez Juárez.
