Su refinado gusto por la ópera y la música clásica, así como su inteligencia, reconocida incluso por sus más duros detractores, contrastan con los calificativos a los que ya se ha acostumbrado: golpeador, porro, perverso, insufrible, impaciente, tramposo, explosivo, bravucón, oportunista, traidor.
Javier Lozano Alarcón es un poblano nacido el 21 de noviembre de 1962, abogado por la Escuela Libre de Derecho, que ha ocupado puestos tanto en los sexenios priistas de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo como en la actual administración panista de su amigo Felipe Calderón, quien el 21 de noviembre de 2006 anunció que Lozano se desempeñaría como secretario del Trabajo y Previsión Social. El pasado 14 de diciembre renunció al cargo para convertirse en candidato al Senado, al que finalmente accederá tras derrotar en la elección, entre otros, al también ex priista Manuel Bartlett. Es un personaje polémico que de niño deseó ser futbolista, de joven quiso dedicarse profesionalmente a la música y que finalmente terminó viviendo de la política. Se ha convertido extraoficialmente en vocero de Calderón y del Partido Acción Nacional (PAN) en temas controvertidos, pese a que no es un panista de cepa, en junio apenas cumplió cinco años como miembro de ese partido.
De acuerdo con las revelaciones que se han ido conociendo, la amenaza es la principal forma de operar de Lozano. Ha intimidado a personajes acusados de narcotráfico y lavado de dinero como Zhenli Ye Gon, a quien le habría soltado la famosa frase de “cooperas o cuello” y supuestamente extorsionado con 205 millones de dólares para la campaña presidencial de Calderón; también a líderes sindicales, como Martín Esparza del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) y Napoleón Gómez Urrutia del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos, Siderúrgicos y Similares de la República Mexicana. En ambos casos Lozano, en su calidad de secretario del Trabajo, negó la respectiva toma de nota; al final el SME se quedó sin empresa al declararse la extinción de Luz y Fuerza del Centro y el líder minero tuvo que huir a Canadá.
Más recientemente, el 15 de agosto, Joaquín Vargas, dueño de MVS Comunicaciones, hizo público un altercado con Lozano en febrero de 2011 en el que el secretario del Trabajo entrometido en asuntos de telecomunicaciones habría amenazado con mandar “a la chingada” el proyecto de explotación de la banda de 2.5 Gigahertz (GHz) por parte de MVS en caso de que recontratara a la periodista Carmen Aristegui, despedida días antes por haber realizado durante su programa un comentario sobre el supuesto alcoholismo de Calderón.
EL GOLPEADOR
Purificación Carpinteyro, ex subsecretaria de Comunicaciones (de septiembre de 2008 a enero de 2009) y diputada federal electa por el PRD, también tuvo que salir del país hace 15 años tras ser atacada y amenazada por Lozano. Ambos fueron contemporáneos en la Libre de Derecho y después trabajaron juntos en el Banco de México. “Lo consideraba si no un gran amigo, sí un buen amigo y colega”, cuenta ella. Sin embargo, cuando él llegó a la subsecretaría de Comunicaciones, en 1996, tuvieron varios enfrentamientos que la dejaron “pasmada”: “Simplemente se comportó al más puro estilo priista autoritario”; como ahora con Calderón, en aquellos años Lozano no actuaba más que por instrucciones de su entonces jefe, el secretario de Comunicaciones Carlos Ruiz Sacristán, dice Carpinteyro.
Recuerda que en aquel tiempo ella representaba y defendía los intereses y derechos de Iusacell, empresa que se enfrentó al monopolio de Teléfonos de México y su subsidiaria Telcel. Acusa que Lozano en todo momento apoyó a las empresas de Carlos Slim. En medio de las hostilidades, “me hicieron saber que por mi bien y el de mi familia era bueno que tomara un sabático de tres años, cuatro, fuera de México”, relata.
“Lo que queda claro es que cada vez que (Lozano) ha tenido la oportunidad de tener poder lo ha ejercido abusando de ese poder, inclusive tomando represalias en contra de quien de alguna manera se opone a su ejercicio de poder o a ese abuso de poder”, asegura Carpinteyro.
Considera que Lozano hace todo lo necesario para conseguir aquello que ambiciona, sin tener en cuenta principio o valor alguno. “Pienso que él indudablemente es una persona inteligente, es una persona efectiva. Ciertamente es el golpeador del equipo de Calderón. Él siempre ha tenido una visión política que desde mi punto de vista ha sido desmedida; a lo que me estoy refiriendo es a que no importa qué es necesario hacer, él lo hace con tal de que efectivamente pueda de alguna manera continuar con sus ambiciones políticas.
“Y eso significa que al ritmo que le toquen él baila. Digo, el ritmo que le toque quien él piensa que al final de cuentas puede ser el que le abra la puerta para continuar con su ambición política. Difícilmente, pero muy difícilmente, él tiene principios per se o creencias o valores. Es más bien una persona que se va a ajustar a las circunstancias que le convienen desde un punto de vista político o económico”, afirma.
Pese a los cargos que Lozano ha desempeñado en el ramo, Carpinteyro no ve en él a un experto en telecomunicaciones. “Desde mi perspectiva, Javier Lozano no tiene mayores conocimientos del sector de telecomunicaciones. Cuando se está nada más del lado de la autoridad, uno nada más ve la mitad del escenario y no entiende, evidentemente, qué es lo que sucede en las empresas, ni cómo reaccionan ni cómo funcionan. Entonces ése es un conocimiento muy parco. Es como tratar de ser instructor de buceo sin ni siquiera haberse metido en una piscina para bucear”, concluye.
PASADO PRIISTA
Durante la administración de Salinas, a partir de septiembre de 1989, Lozano ocupó la Dirección de Autorización y Control del Crédito Externo Privado de la Secretaría de Hacienda, cuando ésta era encabezada por Pedro Aspe. Después se convirtió en coordinador de asesores del subsecretario de Normatividad y Control Presupuestal y posteriormente ocupó el cargo de director general de Normatividad y Desarrollo Administrativo en la Subsecretaría de Egresos.
Al convertirse Zedillo en Presidente, Lozano llegó a Pemex para ocuparse como contralor general corporativo. En enero de 1995, cuando Ruiz Sacristán era secretario de Comunicaciones, se convirtió en oficial mayor y en agosto de 1996 en subsecretario de dicha dependencia. Después presidiría, por más de un año (de abril de 1998 a mayo de 1999), la Comisión Federal de Telecomunicaciones (COFETEL).
Diódoro Carrasco –hoy panista y cercano a Josefina Vázquez Mota–, cuando estaba al frente de la Secretaría de Gobernación, nombró a Lozano subsecretario de Comunicación Social el 26 de mayo de 1999, en sustitución de Emilio Gamboa Patrón. Ese mismo día, Jesús Murillo Karam fue designado subsecretario de Gobierno y Jorge Tello Peón lo fue de Seguridad Pública. Los cambios se debían a que varios funcionarios habían decidido sumarse a la precampaña de Francisco Labastida en busca de la candidatura priista a la Presidencia.
En enero de 2000 empezaron a definirse los candidatos priistas a diputados federales y senadores por Puebla. Lozano logró hacerse de la candidatura a diputado por el distrito 11, por lo que el 29 de marzo de ese año fue sustituido por Gabino Cué como vocero de la Segob. La elección presidencial de julio de 2000 sería la primera que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) perdería. Lozano también perdió, en la primera vez que buscó un cargo de elección popular. Derrotado él y el PRI, encontró un lugar en el Comité Ejecutivo Nacional (CEN), encabezado por Dulce María Sauri, como coordinador de Prensa. En su nuevo papel, criticó la estrategia de comunicación de la campaña de Labastida, particularmente la idea del “nuevo PRI”: “Lo que pasó con el nuevo PRI fue que nos sirvió mucho en la contienda interna, pero luego en la campaña no fue algo que pudiéramos reivindicar o demostrar con hechos, incluso fue contraproducente hablar del nuevo PRI cuando no hubo una renovación al interior del partido para poderlo demostrar ante la sociedad”, declaró el 26 de julio de 2000.
Como su vocero, Lozano fijó la postura del partido ante la posibilidad de que Vicente Fox incluyera a priistas en su gobierno: “El CEN del PRI les hace un respetuoso llamado a que, en conciencia, valoren desde un punto de vista ético y político la pertinencia de aceptar dicha encomienda” (30 de agosto de 2000). Tiempo después, Lozano cambiaría de posición y aceptaría ser funcionario de un gobierno panista, el de Calderón.
